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- Yi...- no pudo decir más. Zhan estaba siendo sumergido entre los besos que Yibo estaba dejando en su cuello.

- Zhan... - susurró en su oído - Te necesito -

Zhan no pudo más, giró sobre su propio eje y atrapó sus labios, fue un beso feroz, se habían extrañado tanto, dos malditos meses en los cuales no se habían tocado y ni besado, dos malditos meses en dónde no habían despertado uno al lado del otro, dos malditos meses en dónde no se tenían.

Ambas manos recorrían sin parar los cuerpos de ambos hombres que anhelaban estar juntos, el beso seguía, más exigente cada vez, más lujurioso y lleno de amor, pero necesitaban parar, separarse para poder respirar y llevar aire a sus pulmones...

- Vamos a nuestra habitación - más que una pregunta fue una orden por parte de Yibo a la cuál Zhan aceptó sin vacilación.

Al llegar al cuarto todo estaba oscuro solo por un lado de la ventana se filtraba la luz de la luna la cuál caía justo en ambos cuerpos. Ambos se miraron unos minutos, ninguno dijo nada, hasta que Yibo comenzó a levantar sus manos para quitar suavemente la camisa de Zhan, que deslizaba cuidadosamente para después levantar los brazos del pelinegro y quitar la camiseta de este. Se aseguraba que sus dedos rozaran la piel de su amado. Desabrochó los pantalones de este y junto con su bóxer los dejo caer; en cambio, Zhan dejaba pequeños besos en diferentes partes del pecho de Yibo, lo desnudó suavemente, sin prisa, admirando cada parte del cuerpo que tenía en frente.

Ya ambos desnudos no aguantaron más, el castaño se acercó a Zhan y lo cargó, inmediatamente Zhan envolvió sus piernas en la cintura del menor y se profundizaron en un beso, ahora este era cálido, transmitía toda la pasión que sentía cada uno. Sin cortar el beso ambos cayeron a la cama, Zhan no dejaba que Yibo se apartara, sus piernas estaban bien envueltas en su cintura.

- ¿Me extrañaste? - preguntó el menor.

- Cómo no tienes idea... Bésame Wang - y así lo hizo.

Yibo bajaba lentamente por el pecho desnudo de Zhan, contemplando como se retorcía el en cada beso, en cada toque, cómo siempre llegaba a ese par de cicatrices que adornaban el vientre de su ángel y las besaba. Cuando llego a la pelvis de Zhan, este soltó un gemido alto.

- ¿Te gusta bebé? - volvió a besar su pelvis.

- Maldita... Mmmmmm.... sea Wang te pones preguntón - un gemido - AHHHHH WANG ... ¿Ahora se te ocurre hacer preguntas? -

- ¿Te gusta o no? - volvió a preguntar más serio, pero con una mirada penetrante llena de lujuria por ver cómo el cuerpo contrario tiembla ante su tacto.

- Estoy volando en las nubes - respondió.

Ante la repuesta Yibo sonrió de lado y engulló todo el miembro de Zhan, haciendo que arqueras más su espalda mientras se aferraba a las sábanas.

Yibo llevó dos dedos a la boca de Zhan para que las chupara, este no se negó, sabiendo lo que seguía, luego metió los mismo en la entraba de Zhan, sintiendo de nuevo el calor de esas paredes que lo recibían gustoso, hizo unos cuantos movimientos y ya no aguanto más, sacó el pene de su ángel de la boca y alineó el suyo en la entrada semi preparada del cuerpo de abajo.

- Si deseas puedes arañarme - habló Yibo mientras entraba poco a poco a esa estrechez que le encantaba.

- Mmmmmmm Yi.... - gemía - Yibo entra ya por favor - pedía

- Seguro? -

- ¡HAZLO YA! - gritó entre gemidos

Yibo con un beso ahogó los sonidos de Zhan - Shhhhh!! Gao se puede levantar -

Zhan solo cerró los ojos y apretó la mandíbula para aguantar todos los gemidos y gritos que Yibo le estaba produciendo.

La poca estabilidad de Yibo está llegando a su límite, lo empieza embestir lo más rápido posible, mientras Zhan gime su nombre es imposible tener el control sobre su cuerpo.

- Mmmmmmm Yibo ya....ya no puedo más – El menor toma el miembro de Zhan y lo masturba con su mano mientras que sigue aumentando el ritmo de las embestidas.

Unas cuantas embestidas más y Zhan se viene en la mano de Yibo manchando un poco sus manos y Yibo acaba dentro de él.

- Necesitamos ... Una.... Ducha - habla Zhan

Yibo se acuesta en su pecho para poder recuperar un poco la respiración - Lo sé - responde el castaño.

Una vez bañados, ambos se acurrucan en la cama. Mientras que a se miran en silencio, adoran el silencio. Pero hay cosas pendientes que tratar.

- Sabes que es momento de hablar, ¿No?

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