Caminos Cruzados - γιzнαи

16

"Día 230: Hoy te perdí, los perdí, pero no dejaré de protegerlos. Los amo. "

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- ¿Me podrías explicar qué demonios haces protegiendo a Li Ayanga? - Yibo estaba tratando de hablar lo más tranquilo posible en el despacho de su padre.

- ¡El hijo abnegado está aquí! - se burló

- Papá, ¿Qué es lo quieres con tal de dejar el caso en contra de Xiao Zhan? -

- Quiero que te separes de él - tomó un pequeño impulso y se paró - No quiero que te enredes con un doncel de baja categoría y encima con problemas y menos hombres - Dijo con una cara de asco - Sé que no estudiarás lo que te digo, pero por lo menos tráeme una nuera que me dé buenos nietos -

- Acepto, me alejaré de Xiao Zhan cuando vea que ya no defiendes a Ayanga, pero lo de la nuera olvídate - caminó hacia la puerta, la abrió y antes de salir - Me das asco papá, está vez para mí ya están muertos - dio un portazo y salió lo más rápido posible del edificio.

-Aunque no es un 100% - chasqueó la lengua mientras se servía un vaso con wisky – con el 50% me conformo -

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Llegada la tarde Ayanga apareció en la puerta de la casa de los señores Xiao, Ming fue la primera en recibirlo, estaba feliz, seguido de un temeroso Gao, este lo había dejado cuando tenía solo dos añitos, así que los recuerdos del pequeño no eran muy claros. Le costó un poco que le tuviera confianza.

Pasado una hora Zhan llegaba a la sala, pidió a su madre que se llevará a los chicos a jugar.

- Ya tomé una decisión - soltó Zhan.

- Habla, cariño - sonrió, esa molesta sonrisa hipócrita que odiaba tanto el pelinegro.

- Me iré con ustedes, sere-seremos una...familia -

- Oh mi doncel hermoso, es la mejor decisión - se acercó al pelinegro y lo abrazó, sintió como Zhan se puso tensó y lo escuchó sollozar, se acercó hasta su oído y lamió el lóbulo de su oreja - Volverás a ser mío, entiende que nadie te querrá y menos con tu trauma cariño - su voz fue tan baja y a la vez aterradora.

- ¿Zhan? - llamó su madre - Ven por favor – no se le hacía bonito que Ayanga estuviera abrazando a su hijo.

- ¡Suegra! - se paró Ayanga - Amor dile a tu mami la buena noticia -

- ¿Zhan? ¿Qué pasó? - La señora Xiao ya estaba viendo el peor de los escenarios.

- Mamá... Yo... -

- Estamos de nuevo juntos – tomó a Zhan de la cintura y lo apego a él - Seremos una familia ... de nuevo - aplaudió el azabache.

- ¿Es cierto eso papis? - Ming bajaba las escaleras corriendo.

- Sí cariño, tu papi Zhan y yo estamos juntos otra vez -

- Papá Zhan, ¿De verdad? -

El pelinegro abrió los brazos – Sí - Ming llegó corriendo a esconderse en los brazos amorosos de su papi – Sí princesa, de nuevo todos juntos - una lágrima escapó. Volvió a la cueva del lobo.

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- No puedo creer esto - Xian Lu resopló, cómo era posible después de haber luchado tanto - ahora mi amigo de nuevo está con ese patán. -

- No lo sé, estaba bien con Yibo - hablo Dilraba.

- Aquí hay una mano negra - ahora habló Yubin.

- No sé, mi primo está raro, parece un zombie, solo llega al trabajo, no habla con nadie, no come, termina y se vuelve a ir - Ahora fue Han Geng.

- Debemos hacer algo - dijo ZhouCheng, chasqueando los dedos.

- Hablemos con los tíos Xiao, que Zhan salga de su casa y vamos -

Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a planear qué harían con exactitud.

Desde la salida hace 7 meses, todos se habían hecho buenos amigos, la relación de Yibo y Zhan llevó a unirlos más. Ellos no querían que terminaran, adoraban a la pareja. Veían en Zhan el brillo que se hacía hace 7 años atrás había vuelto y Yibo se había hecho más sociable. Cada uno de los amigos se dio cuenta de cuán importantes eran el uno para el otro y no iba a permitir que los separaran.

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Dos meses después...

Ayanga se había llevado a Zhan y a sus hijos a vivir a su departamento, como hace años atrás. Se podría decir que todo era "felicidad" pues.... Si hablamos del día todo era sonrisas, juegos y pláticas, pero una vez llegada la noche y los niños dormidos, se convertían en pesadillas para Zhan.

- No lo hagas por favor - pedía entre sollozos el pelinegro en la cama, este estaba siendo presionado de las manos sobre su cabeza.

- Ya es hora que me cumplas - exigía Ayanga mientras besaba el cuello de Zhan. Desde que llegaron a vivir al departamento del mayor Zhan había encontró mil escusas para no tener intimidad con Ayanga.

- Los niños se pueden despertar, por favor -

- MALDICIÓN!! - gritaba frustrado el mayor - No sirves para nada Zhan. Maldita la hora en que te me cruzaste - una cachetada llegó a la mejilla de Zhan, lo que hizo que su labio sangrara. - Por tu bien es que te cubras eso mañana, es el cumpleaños de Gao y no quiero que hablen - lo soltó, tomó su abrigo y salió de su casa. Al rato Zhan escuchó que la puerta principal se cerraba.

Zhan ya sabía que no le vería hasta mañana y eso era un alivio. Ahora tenía que ver la manera de borrar la pequeña herida del labio y el leve moretón que aparecerá al cabo de unos minutos. No era la primera vez que le pegaba desde que volvieron...