𝐕𝐈𝐈

732 73 43
                                    

Capítulo siete.

Revolución de sentimientos

✦ ˚ * ✦ * ˚ ✦

Estación King Cross

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Estación King Cross.
Londres, Inglaterra.


Remus suspiró, estaba ansioso. Más que otros años.

El verano había sido agradable, a decir verdad lo había pasado realmente bien, pues había viajado con su padre a Rumania y había podido ver un par de dragones. Por si fuera poco, había pasado largas horas leyendo libros realmente interesantes y entre aquellas lecturas, también había leído mucho sobre una nueva clase de magia que le había fascinado y que quizás podría serle de ayuda.

Lo único realmente malo, había sido no poder ver a sus amigos, su único medio de comunicación ese verano, fueron las cartas. Ateneasu lechuza, había realizado muchos viajes en el verano, primero a Roselind, luego a Sirius, más tarde a James y después a Peter y de regreso. Tenía muchas ganas de verlos, tenía muchas ganas de poder abrazarlos y charlar, pero sobre todo, quería saber si ellos como él, habían experimentado una serie de cambios notorios y beneficiosos.

—Remus, vamos —le dijo su madre Hope a sus espaldas, tomándole por el hombro.

El castaño asintió con la cabeza. Tomando un poco de aire, tomó impulso y atravesó el muro al andén 9 ¾.

—Vamos cielo —lo instó Lyall. Hope sonrió a su marido, cuando cruzaron el muro, no les fue sorprendente darse cuenta de que Remus no les había esperado y que en vez de ello se había adelantado para encontrar a sus amigos.

—A pesar de lo mucho que ha crecido este verano, no cambia, sigue corriendo para encontrar a sus amigos —espetó la señora Lupin con ensoñación.

Lyall, rio un poco.

—Tienes razón, ha crecido mucho este verano, ya no es un niño. Es todo un adolescente, se está convirtiendo en un muchacho adulto.

—Lyall, no digas eso, Remus…

—No cielo, no puedes seguir pensando eso. Remus creció.

Mientras tanto, algunos metros más adelante, Remus ya se había encontrado con James. El pelinegro, lo había abrazado al verlo y con una gran sonrisa, Remus había visto que efectivamente, James también había cambiado ese verano.

—Creciste —le dijo Remus en una sonrisa.

—Digo lo mismo. Mírate —espetó James.

—Yo sigo creyendo que son unos enanos, enfermizos y cuatro ojos —dijo alguien detrás.

—Oh, cállate Sirius, que tú cada año te pones más feo —le replicó James al darse la vuelta, el pelinegro rio al acercarse a abrazar a Remus y James.

₁ 𝐋𝐚𝐬 𝐞𝐬𝐩𝐢𝐧𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐫𝐨𝐬𝐚 ━ 𝐌𝐞𝐫𝐨𝐝𝐞𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬Where stories live. Discover now