𝐗𝐈𝐈𝐈

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Capítulo trece.

❝Sobre travesuras y armarios de escobas❞

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Nueve años atrás

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Nueve años atrás.


No recordaba la primera vez que se conocieron (fue en su casa, tenían seis y cinco años, una de sus tantas tutoras había ido a tomar el té con su madre), pero ciertamente no fue amor a primera vista. O segunda… o tercera. De hecho, nunca sabría cuándo se enamoró de Roselind Lestrange, pero en algún momento del camino, lo hizo.

Sirius, de seis años y aburrido hasta las lágrimas, inclinó su silla hacia atrás en un pequeño acto de desafío contra su madre. No quería estar allí con esa gente estúpida, bebiendo té y comiendo pequeños sándwiches de pepino cuando él podría estar durmiendo tranquilamente. Esto era estúpido.

Y aburrido.

Monseiur Lestrange debe estar muy orgulloso de su elección —le decía su madre a Margaret Blishwick, una mujer que apenas era más alta que él y sonreía ampliamente de manera inquietante—. Mi sobrina Bellatrix será una pareja encantadora para su primogénito. ¿Tiene ya alguna perspectiva para Rabastan o…?

Sirius las dejó de escuchar e ignoró sólidamente tanto a su hermano como a la castaña cobriza, una niña de su edad cuyo nombre probablemente podría recordar si se molestaba en intentarlo (¿era Rosie?). En cambio, siguió inclinando su silla y soñando despierto con una buena siesta. Después de todo, su imaginación era mejor que ninguna diversión.

—Ow —se quejó bruscamente la niña frente a él cuando casi perdió el equilibrio y le dio una patada en la espinilla por error. En realidad, no era del todo su culpa ya que ella no dejaba de balancear las piernas—. ¿Puedes sentarte bien? Me pones nerviosa, y si me pongo nerviosa pongo de los nervios a Madame Blishwick.

Afortunadamente, ella no fue particularmente ruidosa al respecto, y su madre no se había dado cuenta, aunque Sirius notó que Regulus sacudía la cabeza con desaprobación, tal vez actuando como su representante.

—Lo siento. ¿Estoy arruinando tu pequeña fiesta de té, Rosie? —se burló Sirius, manteniendo la voz baja e ignorando la mirada escandalizada de su hermano.

—Mi nombre es Roselind —lo corrigió, lo que lo hizo decidir a usar el nombre "Rosie" para ella nuevamente en el futuro—. Y no es mi fiesta de té, es la de tu madre. Sólo estoy tratando de ser un buen invitada y no irritar a Madame Blishwick.

— ¿Al ser vista y no escuchada? —Sirius se burló con complicidad.

—No sabes lo mucho que me cuesta permanecer sentada, quieta y callada —sin duda era verdad, ya que en ningún momento dejó se mover las piernas de manera inquieta—. No todos somos herederos y podemos darnos el lujo de causar problemas —le recordó, empezando a jugar distraídamente con los volantes de su vestido.

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⏰ Ultimo aggiornamento: Feb 02 ⏰

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₁ 𝐋𝐚𝐬 𝐞𝐬𝐩𝐢𝐧𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐫𝐨𝐬𝐚 ━ 𝐌𝐞𝐫𝐨𝐝𝐞𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora