Capítulo 02.

5.1K 481 138
                                    

Me quedé sobre la cama, ni siquiera me molesté en no abrir los ojos para que la luz no me cale.

No hay ni un puto rayo de luz.

¿Qué me va a molestar?

Me incorporé con lentitud y me llevé la mano a la cabeza. Me siento mareada, siento que voy a vomitar en cualquier momento.

La estúpida droga que me inyectaron.

Me levanté, tambaleándome en el proceso. Mis pies descalzos tocaron el frío suelo, eso fue suficiente para activar mis sentidos y palpar el resto de mi cuerpo con mis manos para comprobar que estoy vestida.

Hay ropa.

No hay nada raro.

No me siento extraña.

Un suspiro de alivio escapó de mi interior antes de que fuera capaz de contenerlo.

Terminé de levantarme y con pasos lentos, busqué una pared para apoyarme. Palpé todo el lugar buscando algún interruptor y así no estar a oscuras. Me llevó algunos minutos hasta que finalmente lo encontré. Al instante, todo el lugar se iluminó y ahora sí tuve que parpadear un par de veces para adaptarme.

Cuando lo conseguí, llevé mi mano rápidamente a la puerta para abrir, pero esta no cedió.

―Joder.

Miré toda la habitación, buscando alguna alternativa, pero no hay muchas.

La recamara es pequeña, demasiado pequeña comparada con la mía.

Es sencilla y de nuevo, demasiado sencilla comparada con la mía.

Hay un escritorio en una parte de la habitación, encima hay un cuaderno, un par de libros y un bolígrafo. La silla es de plástico, por lo que no es algo útil para atacar a alguien.

También hay un tocador, pero no tiene espejo. No hay objetos con punta o muy fuertes.

No hay cosas que pueda usar para escapar.

La cama en la que desperté solo cuenta con un par de almohadas, la sábana y un par de edredones.

Me acerqué al tocador y comencé a revisar los cajones. Hay ropa nueva, aún tienen las etiquetas. Hay un par de sandalias y pantunflas en los cajones más grandes y también hay algunas golosinas empaquetadas, junto con jugo y agua en botellas de plástico.

―Que considerados son mis secuestradores que me traen golosinas ―Murmuré―, ojalá que si me vuelven a secuestrar en el futuro, sean ellos. Al menos me darán chocolates.

Rodé los ojos y cerré el cajón con fuerza.

Fui rápidamente a la cortina que hay en la habitación y la retiré de golpe, descubriendo la ventana. No hay barrotes, pero está sellada.

Pero...está algo alta.

¿Qué son? ¿Cuatro pisos?

Bien, probablemente me romperé el brazo, pero no queda de otra.

Debo aprovechar y escapar ahora que no es tan tarde para dar aviso. Aún es de noche, por lo que deduzco que no estamos lejos de mi hogar. No debe haber pasado tanto tiempo.

Y yo no puedo quedarme más.

Mamá no es apta para quedarse sola en esa casa.. Ella no sobrevivirá sin mí.

Aparte, ¿quién lo buscará si no soy yo?

Tengo que cuidar de mamá y tengo que encontrarlo a él y traerlo de regreso.

Solo debo encontrar la manera de abrir la ventana.

Giré de golpe cuando la puerta se abrió de la misma manera, haciendo que el sonido resonara por toda la habitación. Hay un tipejo sosteniendo una bandeja con un plato y vaso de foami, junto con utensilios de plástico.

El juego de Lucifer. Where stories live. Discover now