Capítulo 19.

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Capítulo 19.- Novia.


Lucille Feramore.



Lo observé por minutos eternos en los que ambos permanecimos en silencio.

Al menos hasta que una carcajada alta escapó de mi interior. Reí sin parar, importándome nada que ahora él me frunza el ceño de esa manera en la que suele hacerlo cuando lo confundo.

―¡Ay, capitán! ¿No se dio cuenta de lo ridículo que ha sonado? ―Reí y negué con la cabeza―. ¿Sabotear a mi propia familia? No sea estúpido.

―No, no es ridículo. No crea que puede engañarme, sé que fue usted quién me mandó toda esa mierda acerca del fraude del hotel.

―¿Por qué yo querría meter a mi padre en problemas? ¿Se da cuenta de lo poco inteligente que es su maldita teoría?

Soltó una risa seca y vacía.

―¿Se da cuenta de lo poco inteligente que es al creer que alguien como yo, no iba a venir a hacer este tipo de reclamaciones sin estar seguro o sin tener pruebas? ―Bufó con diversión―. No llegué a donde estoy porque sí, no me he posicionado como el mejor capitán de toda la FEIIC de la nada. No, estoy donde estoy por mi capacidad, mi inteligencia y porque no voy por la vida haciendo acusaciones sin tener una prueba que me respalde.

Avancé un paso.

―¿Qué pruebas tienes, amor? ¿Alguien te lo contó y decidiste creerlo? ¿Esa es tu maldita prueba?

El hombre esbozó una sonrisa engreída.

Lo ví sacar su celular del bolsillo de su pantalón y después, lo vi enfocarse en la pantalla.

No pasó ni un minuto hasta que mi propio celular sonó en señal de un mensaje.

Lo tomé de la mesa y en cuanto lo desbloqueé, noté que es un mensaje de él.

Multimedia.

Pulsé para reproducir el audio.

Me quedé completamente quieta cuando escuché mi voz.

Soy yo diciendo que...espero que él haya recibido lo que envié acerca del hotel, soy yo diciendo que espero que sepa cómo usarlo a mi favor.

―Sí, usted misma me lo contó y decidí creérselo, señorita Feramore.

Alcé la cabeza para verlo.

Su mirada es sombría, como un lobo astuto que ha conseguido rodear a su presa.

―Esto no prueba nada.

―Para mí es prueba suficiente.

Se cruzó de brazos y solo así note que la manga de su brazo derecho, está lleno de sangre.

Ciertamente, parece que viene de un operativo.

Está ligeramente despeinado y está usando su chaleco antibalas, ese que tiene el escudo de su organización en el pecho.

―¿Qué diría su padre si supiera que su propia hija es capaz de traicionarlo de esta manera? ―Hizo una mueca―. La peor traición siempre viene de quien lleva tu sangre, ¿no es así? ¿Él sería capaz de lastimarte si se entera de que lo estás jodiendo? Sabes que estás jugando con fuego, Lucifer y aunque seas el diablo, te vas a quemar.

Mi teléfono se estrelló contra su pecho cubierto por el chaleco y después, se estrelló contra el suelo. Él miró en esa dirección, para nada afectado por mi maldita rabieta que solo me deja peor.

―Siempre recurre a lanzarme objetos cuando se siente rodeada. Tan predecible.

―¿Cómo mierda ha conseguido este audio?

El juego de Lucifer. Where stories live. Discover now