Ser suficiente

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"Spreen sabía lo que tenía y, aun así, lo dejo ir"

Conterstine era un ávido bebedor, adoraba compartir un buen trago con sus amigos cuando se trataba de una ocasión especial o incluso sin una excusa válida, simplemente disfrutaba de la sensación burbujeante que le generaba el alcohol en su sistema y como todo parecía desaparecer por un corto tiempo.

Pero incluso él, quien durante muchos años había considerado al alcohol un fiel amigo al cual regresaba después de cada cierto tiempo, era consciente de que intentar buscar las respuestas a sus preguntas en el fondo de una botella de vino era una completa estupidez.

A esas alturas, con la cabeza ligera, sin poder retener demasiados pensamientos más de unos pocos segundos, había olvidado quien le había entregado la botella, recordaba que se deambulaba por el pueblo cuando se encontró con alguien a quien no conseguía recordar.

Pero eso no tenía relevancia para el albino en esos momentos, sentía que su mente lo había traicionado, puesto que no podía dejar de pensar en las inquietudes que precisamente deseaba olvidar.

Quería ignorar todas las preguntas que tenía y las cuales, ninguna contaba con una respuesta, quería obviar su intuición que le insistía en que algo estaba pasando entre Spreen y Juan debido a sus recientes comportamientos.

Quería olvidar todo lo que había sacrificado por el azabache y, aun así, no había sido suficiente para este.

Reflexiono entonces sobre lo que lo había llevado a aceptar la propuesta descabellada del azabache, debió haber sabido que su presencia en el otro mundo sería una mala idea desde el comienzo.

Pero había ignorado las claras alertas que había emitido su cabeza, dejándose llevar por la emoción contagiosa del otro que le había asegurado que sería una divertida aventura.

Aunque claro, se había equivocado mucho antes, obviando las advertencias en su mente sobre sus estilos de vida tan diferentes, la disparidad en sus prioridades, pero fue tonto y se enamoró.

Había entregado sus sentimientos y su corazón al contrario libremente, dejándolo en sus manos para que él decidiese que quería hacer con ello, mostrándose tan vulnerable como era siendo algo tan extraño en él.

Y como a menudo sucedía, el que se enamoraba primero siempre perdía, eso era lo peor de todo, puesto que no podía escoger enamorarse de quien lo haría feliz, simplemente sucedía y lo único que le quedaba, era esperar que fuese recíproco.

Se mantuvo inmerso en sus pensamientos durante algunos minutos más, divagando sobre el resto de sus amigos, preguntándose que estaría haciendo el sí, hubiese seguido su camino predestinado.

Un arrebato lo invadió repentinamente, oprimió con fuerza la botella que tenía en sus manos antes de arrojarla contra el suelo, pronto el cristal estallo en diversos fragmentos desperdigados por el suelo, manchando este con el líquido tinto que comenzaba a extenderse.

El arrepentimiento afloraba en su pecho, no toleraba seguir en ese lugar, cada día las cosas parecían dificultarse más para él, quien no conseguía acoplarse del todo y ya había renunciado a seguir intentándolo.

En el silencio que lo envolvía, lo único que podía oír era su respiración acelerada, dejo escapar una carcajada, siendo consciente de su penosa situación mientras decidía que había tenido suficiente por esa noche.

Abandono el lugar dejando tras si el pequeño desastre en la entrada, le preocupaba más bien poco la discusión que sabía se avecinaba y con paso tambaleante se dirigió a la pequeña base que compartían.

Ni siquiera se sintió sorprendido cuando vio el lugar vacío, el azabache lo había olvidado una vez más, últimamente eso se había hecho algo común por lo que el albino ignoro la sensación iracunda en su pecho e intento convencerse a sí mismo de que no le importaba

SIMPLE DAYS [Spreenter]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon