𝐁𝐄𝐋𝐈𝐄𝐕𝐈𝐍𝐆; Theodore Nott ✓ [2]

║042║

« PAPÁ ESTA EN PELIGRO»

Helena caminaba con una sonrisa delante de los gemelos Weasley.

– ¿Así que en el examen de Dolores? - Pregunto Fred con una sonrisa alegre.

– Exactamente, no pienso pagarle nada esa vaca rosa para que me deje pasar el año.

– Trato, la verdad ni nosotros la soportamos.

– ¿Quien soporta a la vaca rosa? - se burlo Helena.

Le entrego a ambos tres bolsitas. - Papá me las dio. - dijo cuando vio la cara de incredulidad en la cara de ambos.

– ¿Cuánto hay aquí?

– Suficiente para comprar toda la tienda. - sonrió como una niña que acababa de robarle el dulce a alguien. - ¿Soy su socia o no?

– Pero esto es mucho Leny. — hablo Fred.

Alzo la mano restándole importancia. - Es todo lo que ustedes hicieron por mi, cubriendo mis ataques para robar.

– ¿Ya no sufres de eso? — Pregunto George.

– ¡Lo sabías! - apunto a Fred y George soltó una risa al ver la cara de su hermano. - tranquilo Freddy no te haré nada pero cabe recalcar que ya no tengo muchos ataques de eso.

– Entra a dar tu maravilloso examen, Leny. Cuánta hasta 10 minutos y nosotros haremos nuestra entrada.

– ¿Voy a relucir? - dijo mirando a ambos.

– No, brilla a tu manera. - George le guiño el ojo antes de salir corriendo junto a su gemelo por los implementos para la emboscada.

Entro al gran comedor donde se realizaría el examen de los TIMOS. Saludo a la Granger con la mano y una sonrisa grande, la castaña la miró fruncido el ceño pero algo intrigada solo hacia esa seña cuando la pelirroja planeaba algo malo.

El examen ya había empezado y la Black miraba a su hermana, Lía, con una sonrisa burlona. La Ravenclaw le hacía hecho estudiar por horas pero la Gryffindor se le había pasado molestando a ella y su hermano. La Black Ravenclaw frunció el ceño y le señalo disimuladamente el examen de la pelirroja y está negó con una sonrisa.

Volteo a ver a su hermano que estaba respondía vagamente, Harry parecía estar sufriendo, soltó una pequeña risita y volteo a ver el reloj faltaba 2 minutos y eso más que suficiente para la Black.

Se paró de su asiento y miro a la profesora Dolores.

– ¡Señorita Black!

Helena se quedó callada con una sonrisa en su cara.