Manantial de oro

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Después de varios días tratando de conservar su rumbo, llegaron a una isla desierta, todos se estaban preparando para ir a explorar mientras que el rey telmarino se encontraba hablando con la princesa igual que todos los días.

- Iremos a ver que encontramos - le comentó Caspian a Lilian - esperamos no tardarnos más de un día.

- ¿Puedo ir? - el negó - por favor, llevo días aquí, tú mismo te has dado cuenta que no soy peligrosa.

- Hasta que no sepamos que es lo que tienes no podrás salir. 

La pelinegra se cuestionaba interiormente sobre el decirle a su amigo sobre lo que tenía o no.

- Cas, te prometo que no dañaré a nadie.

- Lilian, esto no se trata de prometer, se trata de que no puedes controlarte.

- Sí puedo - aseguró.

- No, no puedes - se levantó de la cama y caminó hasta la puerta, pero se detuvo al darse cuenta que Lili se quedó sentada en el mismo lugar en vez de ir tras él y rogar por salir - ¿Li?

- Está bien, lo entiendo - desvió su mirada a la ventana.

El castaño la observó por unos minutos, contempló sus ojos perdidos y tristes, sus labios fruncidos y las bolsas bajo sus ojos, notó como el camisón que llevaba le daba un aspecto angelical, estaba descalza y en la planta de sus pies se notaba el frio del piso; su cabello alborotado hacía que su belleza resaltara aún más, notó varios cabellos rebeldes en su cara y sin saber en qué momento ya se encontraba caminando hasta ella para agacharse un poco y remover su cabello, Li lo miró con algo de confusión, pero su contacto visual no duró mucho pues terminó por cerrar los ojos al sentir la mano del rey acariciar su mejilla.

- Bien - susurró él - puedes venir con nosotros.

- ¿En serio? - abrió sus ojos de golpe.

- Sí - se enderezó - te traeré un poco de ropa para que te cambies y nos acompañes - se giró y desapareció por la puerta.

- Caspian - la voz de Lucy lo sacó de sus pensamiento - ya está todo listo, ya podemos abordar los botes.

- Bien, comiencen entonces, no tardaré - la reina asintió y se alejó de su amigo.

El rey buscó entre su ropa la más ajustada que tenía y después fue al camarote de Lilian. 

- Aquí tienes - se la entregó y ella se lanzó a sus brazos.

- Gracias - los brazos de Caspian la roderón - muchas gracias.

- No es nada - Lilian levantó su cabeza para verlo, sus bocas quedaron a una distancia muy tentadora - yo...

Ambos realizaban un va y ven de sus ojos a sus bocas, Li sabía perfectamente el porque estaba nerviosa, pero Cas no entendía la sensación que estaba sintiendo y tampoco entendía las ansias que sentía de juntar sus labios. 

- Majestad - la voz del capitán provocó que se separaran - ya está todo listo, solo lo estamos esperando.

- Iré enseguida Drinian - habló con algo de molestia el rey, el capitán salió de inmediato - te esperaré afuera.

La pelinegra asintió y en cuanto Caspian desapareció comenzó a vestirse.

- Caspian - la voz de Drinian sobresaltó al joven - ¿Qué estaban haciendo?

- Nada, ese no es tu asunto.

- La corte y sus consejeros exigen una reina, ¿Debo suponer qué la elegida es la princesa Lilian?

Narnia: el viajero del Alba (2/2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora