Día 4: Manualidades juntos

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Se acercaba halloween y Harry había puesto El extraño mundo de Jack por enésima vez. Tom ni siquiera estaba seguro de que esa película fuera de halloween, parecía más de navidad, aunque el estilo de Tim Burton no era muy navideño.

Cada año, los profesores de la secundaria Hogwarts hacían un concurso de "puertas" en halloween y, claro, no podía faltar el concurso de disfraces que organizaban los alumnos. El grupo ganador tenía el privilegio de una fiesta de pizza y películas el último viernes del mes, acompañados del profesor y estudiante que hayan ganado el concurso de disfraces.

El año pasado Tom había ganado el concurso de puertas, representando la entrada al inframundo griego con todo y un cerbero que una de sus mejores artistas había creado con papel craft y peluches. Esa misma alumna había ganado el concurso de disfraces de los estudiantes, vestida de gorgona, pero Harry había ganado el concurso de disfraces de los docentes cuando llegó con un gelatinoso cerebro y apariencia de atropellado.

Tom sostendría que Harry solo ganó porque era el favorito de los estudiantes, no porque su disfraz fuera el mejor. Y no era porque el suyo fuera un buen disfraz -solo se había vestido de negro y había conseguido una capa- sino porque Minerva, que parecía un gato humanoide con todo y bigotes, merecía ganar ese año.

Pero este año Tom estaba decidido a ganarle a Harry en ambos concursos. Ese año ya no tenía a la talentosa Bella en su grupo, pero tenía a un amante de dragones demasiado enérgico al que había puesto a armar un dragón acuático para distraerlo cuando Tom sentía que ya no podía soportarlo. Charlie no era mal niño, pero tenía la energía de sus dos hermanos menores y Tom trataba con otros veinte mocosos como para concentrarse solo en uno.

Además, el niño había decidido pegarle plumas a su dragón. Si su Quetzalcóatl no ganaba, Tom iba a quemar toda la escuela. Realmente esperaba que los padres de sus artistas lo escucharan y los mandaran a alguna escuela de arte, de otra forma sería un desperdicio de talento.

Con la puerta lista, Tom estaba tratando de hacer un buen disfraz que hiciera que los estudiantes olvidaran su adoración por Harry. Se había inspirado en uno de los trece fantasmas de la película con el mismo nombre, uno que tenía una especia de jaula en la cabeza. Esperaba que valiera la pena tanto maquillaje.

—Tom —llamó Harry, estirando una mano en su dirección —¿me pasas el resistol?

Tom lo hizo y aprovechó para ver qué hacía su amado esposo con tanto papel china. No le encontraba forma alguna, si era sincero, pero si Harry hacía algo horrible y de todos modos ganaba, Tom demostraría que tenía razón y el concurso estaba arreglado basado en favoritismo.

—¿Harry, qué demonios haces? —preguntó sin poder evitarlo.

—Un fénix, ¿no es obvio? —dijo, estirando un poco del papel rojo que, ahora que lo decía, tenía la forma de un ala algo chueca —Luna me pidió que me vistiera de ave porque las ama y los gemelos Weasley pidieron que fuera rojo.

—Y decidiste que un fénix era una buena idea —resumió Tom.

—Son de primero —Harry se encogió de hombros —si preguntan, los fénix son reales y se originan en África. La mayoría aun cree en Santa Claus.

Tom sonrió ante el puchero que hacía Harry al pensar en explotar esa burbuja de inocencia e incredulidad con la que llegaban los más jóvenes. Para cuando les tocaba Tom como su asesor, en último año, esa inocencia se había extinguido por completo y era su trabajo motivarlos a crear el mundo que deseaban y no solo resignarse a vivir en el que tenían.

—Bien —cedió Tom —pero si sus padres vienen a quejarse de sus clases de biología, te encargarás de ellos.

La sonrisa de Harry le recordó porqué se casó con él.

—Eres el mejor.

—Y no lo olvides —sonrió Tom, besando a su esposo en la comisura de sus labios.

Harry volvió a su desastre de papel y resistol y Tom a su muy detallada jaula.

Tom iba a ganar ese año.

Beneath the milky twilightWhere stories live. Discover now