Día 25: Hacer la alacena

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Salir de compras era una de las pocas tareas que Tom disfrutaba. Observar a la gente, quejarse de los precios altos y la calidad de las cosas baratas, enterarse de los últimos chismes de la colonia, lo que sea.

Después de un largo día de trabajo, era terapéutico dar la vuelta en el mercado más cercano, el walmart o incluso costco (aunque Tom prefería el walmart, especialmente después de las 6pm cuando iniciaba el turno de cierto cajero.

Tom echó cremas enlatadas a su carrito y dio vuelta en el siguiente pasillo, donde escogió tres litros de leche, dejó uno (así podría volver más pronto), y continuó al pasillo de los cereales y galletas dónde escogió su favorito, frutilupis, y unas oreo. Siguió su camino por los yogures, pan, huevo, jamón y queso. También escogió un paquete de tocino, algo que compraba muy de vez en cuando pero que disfrutaba cada vez.

Sonrió y se dirigió a la caja número 7. Para su suerte, había otras tres personas formadas, y solo una llevaba el carrito lleno, por o que sacó su teléfono y se recargó en el carrito para esperar. Discretamente, tomó una foto del cajero y la envió a su mejor amiga.

Tom: >Mira a quién me encontré :)<

Bella: >Tom, no cuenta si lo vas a acosar a su trabajo e.e<

Tom: >Claro que cuenta. No sabía si iba a venir. Pudo haber estado descansando o enfermo. O pudo haber renunciado<

Bella: >Ese tonto comparte todo en su twiter, incluso cuando va al baño, si fuera a renunciar ya lo sabrías, y también sabrías a dónde ir a buscarlo<

Tom bufó y guardó su teléfono, prefiriendo mirar al guapo cajero mientras estuviera ahí. Su nombre, en una etiqueta en su chaleco, lo identificaba com Harry. Tom sabía que estudiaba y trabajaba, y vivía con sus dos mejores amigos (era verdad que compartía todo, alguien debería enseñarle a tener privacidad). Su cabello era un desastre de chinos que por alguna razón le quedaba bien, y sus ojos, detrás de unos ridículos lentes, eran tan verdes como lechuga fresca.

Hm. Tom olvidó agarrar lechuga para sus ensaladas que llevaba de almuerzo... Tendrá que volver a ir al día siguiente, ¿no?

Cuando llegó su turno, Harry le sonrió y le preguntó, como siempre, si había encontrado todo lo que buscaba, a lo que Tom, como siempre, respondió que sí "hasta lo que no buscaba". Harry se sonrojó, como siempre, pero ignoró el intento de Tom de coquetear y siguió haciendo su trabajo.

Tom se despidió y Harry respondió con un movimiento de mano, ocupado ya con el siguiente cliente.

Sí... Tom disfrutaba ir de compras.

Beneath the milky twilightWhere stories live. Discover now