𝟙. 𝕊𝕚𝕖𝕥𝕖 𝕒ñ𝕠𝕤 𝕕𝕖 𝕕𝕖𝕤𝕥𝕚𝕟𝕠

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📅 Navidad del Año 2021

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📅 Navidad del Año 2021

📍 Nusa, a 890 kms de Moscú

Un manto de gruesa nieve había cubierto el sendero de piedra que llevaba a la puerta principal de la imponente mansión. El termómetro alcanzaba ya los -10º, lo normal para esta época del año. Los cristales se empañaron con su aliento, y recordando su niñez, dibujo una estrella, la cual se quedaría impresa hasta que el servicio limpiara esa marca. Apoyó su frente en el frío vidrio dejando que un suspiro entrecortado saliera de su garganta.

A veces le daba por pensar que jamás tuvo que hacer ese trato. Que él cumplió lo que le pidieron y que no tenía porqué haber ido más allá. Pero, el miedo a que volviera a suceder, a que su familia se viera de nuevo amenazada, fue aún más fuerte para tomar esa decisión. Y si, lo admitía, la adrenalina que corría por sus venas, la que le pedía más y más, fue lo que le llevó a estar donde estaba. A ser parte de esta curiosa "familia", a la que se había que jamás podría abandonar. Se había comprometido de por vida, Semýa, dusha i serdtse, Familia, Alma y Corazón, su lema. Palabras grabadas a fuego en su piel, así como el símbolo de pertenencia. Una estrella de 8 puntas.

Unos ligeros golpes en la puerta le hicieron girarse y dar el permiso a quien estuviera detrás.

- Es la hora Vor

Un escalofrío recorrió su cuerpo al escuchar como se referían a él. Era el Vor, uno de los jefes de la Bratva. Temido y respetado donde quiera que fuese. La sola mención de su nombre asustaba a sus adversarios. Nadie se atrevía a cuestionarle. Todos agachaban la cabeza a su paso.

Retiró la cortina de la ventana para ajustarse los puños de su chaqueta y seguir al fornido castaño fuera de su habitación. Cerró sabiendo que tardaría mucho en volver, pero, no echando de menos el no hacerlo. Atravesaron largos pasillos hasta llegar a ese ascensor que los bajaría a la planta de abajo. Los dos permanecieron en silencio cada uno acordándose de sus fantasmas.

- ¿Qué vas a hacer Karolo? -le preguntó el Vor al hombre que le guardaba las espaldas

- Ya lo sabe jefe. Mi lugar es a su lado, y eso es lo que haré -le contestó sin titubear a la propuesta que el Vor le hiciera hace solo un par de días

- Me alegro que te quedes conmigo Karolo. Pasa las fiestas con tu madre y nos vemos después

- Si, jefe

En cuanto las puertas se abrieron, el ruido y las voces amortiguadas, eran cada vez más estridentes. Guio a su jefe hasta una de las puertas de metal que destacaban en la pequeña estancia. Introdujo un código alfanumérico, y ésta se abrió segundos después. Se hizo a un lado dejándolo a él entrar primero, para después, cerrar tras de si.

Avanzó dentro de la sala y las luces de colores lo cegaron durante unos segundos. Subió un par de escalones hasta cruzar una pasarela plagada de gente, las cuales, al verlo, le hacían un gesto con su cabeza a la vez que apartaban su mirada nerviosos.

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