𝟚𝟟. 𝕊𝕚𝕖𝕞𝕡𝕣𝕖 𝕟𝕠𝕤 𝕢𝕦𝕖𝕕𝕒𝕣á 𝕄ò𝕟𝕒𝕔𝕠

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📅 VIERNES 20 DE MAYO DE 2022

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📅 VIERNES 20 DE MAYO DE 2022

📅 AL DÍA SIGUIENTE

Todos se habían ido a ver los entrenamientos libres. Menos ella. No tenía ganas ni fuerzas para enfrentarse a Carlos de nuevo. Anoche él la llevó a casa de Pascale y tampoco es que le pidiera que fuera al circuito. No pudo dormir. Solo pensaba en la conversación que habían tenido y en que no se arrepentía de sus palabras. Necesita saber si ella era su eterna prisionera o esa prometida que él una vez proclamó que era.

Bajo las escaleras con desgana. Vestía un simple pantalón de chándal y una sudadera de Carlos de Ferrari. Era bastante tarde. Casi la hora de comer. No tenía ni idea de cuando vendrían los demás ni de si se quedarían a comer fuera. Se haría algo sencillo y se tumbaría en el sofá viendo cualquier cosa en la televisión.

En cuanto llegó al comedor, se quedó estática sin poder moverse. Se le secó la boca y las pulsaciones de su corazón se dispararon. Carlos estaba justo delante suya, de pie, con sus manos metidas en los bolsillos y pendiente de cada uno de sus pasos.

- Hola –saludó con timidez, llevándose las manos a la coleta mal hecha con algo de coquetería.

- Hola. ¿Te acabas de despertar? –le preguntó Carlos cuidadosamente, pues hoy tenía que medir sus palabras y no asustarla.

- Algo así. ¿Y los demás?

- Van a comer fuera –le contó sintiendo el nerviosismo de ella conforme le hablaba- ¿te gustaría que nosotros hiciéramos lo mismo?

- Vale, pero, tendré que subir a cambiarme de ropa –Karisa le señaló su sencilla vestimenta. Él negó con su cabeza y le hizo un gesto señalando la puerta.

- Así vas bien, Karisa, ¿vamos?

Ella se chupó ligeramente su labio inferior y asintió caminando delante de él. Sentía el corazón a punto de estallarle de lo deprisa que le latía, a causa de la cercanía del piloto. En cuanto salieron a la calle, Carlos le hizo un gesto para que se montara en un Ferrari que ya les esperaba, en la acera cercana a casa de Pascale. Abrió la puerta del copiloto y se sentó en el asiento colocándose el cinturón de seguridad. Miró hacia atrás y le sorprendió no ver a Karolo.

- ¿Y Karolo? ¿no viene? -le preguntó, pues el guardaespaldas no se separaba casi nunca de ella. 

- Le he dado el resto del día libre –le contestó poniendo en marcha el vehículo.

No hablaron durante todo el viaje. Tanto que decirse y ninguno era capaz de abrir la boca. Carlos la llevaba hasta el monte Le Torbie, desde donde se podían disfrutar de unas increíbles vistas de Mónaco. Tardaron poco en llegar allí, y, siguiendo las recomendaciones de Charles, la llevó hasta una zona algo apartada rodeada de piedras calizas y un gran acantilado.

Karisa se bajó del coche impresionada por el paisaje que tenía delante de si. Mónaco era muy bonita y cada día que pasaba en casa de Pascale, más se enamoraba del Principado. Después de bajarse, Carlos fue hacia el maletero y sacó una pequeña mochila que se colgó al hombro.

NARDIÁNWhere stories live. Discover now