𝟠. ℚ𝕦𝕖 𝔸𝕝𝕖𝕛𝕒𝕟𝕕𝕣𝕠 𝕠𝕤 𝕘𝕦𝕒𝕣𝕕𝕖

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📅 5 DE ENERO DE 2022

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📅 5 DE ENERO DE 2022

📅 CUATRO DÍAS DESPUÉS

Todo estaba listo para el regreso a Maranello. Los hombres de Carlos ya estaban avisados y la casa estaba lista. La seguridad preparada y todo revisado minuciosamente. Partirían al día siguiente. Un avión los esperaría en el aeródromo de Cuatro Cantillos y de allí, viajarían directamente hacia Italia.

Carlos daba órdenes a través de su teléfono preocupado porque todo estuviera correcto. Odiaba los cabos sueltos y en Italia tenía que concentrarse en lo que era, un piloto de Fórmula Uno. Tiró el móvil en la mesa de su despacho y se llevó las manos a la cara. Desvió su mirada hacia uno de los ventanales para ver a Karisa jugando con uno de sus perros.

La castaña reía y se dejaba perseguir por el pastor alemán, y lejos de asustarse, lo acariciaba cada vez que podía. El animal parecía sentir fascinación por ella, pues era la única persona, aparte de su dueño, al que dejaba acercarse tanto a él.

Su móvil sonó de nuevo con otra llamada. A ésta si que contestó con gusto.

- Leclerc, ¿ya me echas de menos? -bromeó con su compañero de equipo y mejor amigo.

- Lo que tú quisieras. Creí que me llamarías para contármelo todo.

- Hay poco que contar, Charles -le confesó sin poder apartar su mirada de la ventana. Karisa dio por terminado el juego con el perro en cuanto las primeras gotas de lluvia empezaron a mojar el suelo.

- Es cierto, no hay nada que contar. Resulta que te comprometes con una rusa que está buena que te cagas, pero, no hay nada que contar.

Carlos resopló fastidiado y volvió a revolver su cabello. Apartó su mirada de la ventana y se dejó caer en el pequeño sofá de su despacho.

- La saqué de Nusa -le confesó a su amigo.

Charles Leclerc era el único que sabía algo de su "doble vida", el único en quien realmente confiaba y que jamás le había fallado. Así que, le contó todo sin omitir ningún detalle. Ambos eran muy parecidos. Nunca tuvieron el apoyo de su padre. Por eso se llevaban tan bien.

- A ti te gusta el riesgo, ¿eh, chily? -se mofó su amigo una vez acabado su relato.

- No podía dejarla ahí, Charles. Ha pasado por mucho y créeme, ese tío la hubiera destrozado.

- ¡Ahora eres el salvador de causas perdidas!

- Solo de ella, Charles -admitió en voz baja por si Karisa lo estaba escuchando.

- ¿Y qué vas a hacer? ¿Seguir con la farsa del compromiso?

- Por ahora si. Me conviene a mi y a ella la protejo.

Escuchaba mascullar a Charles al otro lado del teléfono. Las razones que le daba por las cuales había sacado a Karisa de Nusa, eran hasta para él poco convincentes, cuando la realidad era que necesitaba tenerla a su lado.

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