21. Send flowers

45 10 48
                                    

•AshEiji.

•Universo ambientado en Japón, Izumo.

Muchas veces a fallado en su vida, muchas otras a fracasado de tal manera que el se siente tan mal que no quiere hacer nada, otras simplemente las ignoraba para evitar llorar aunque en el fondo le duela demasiado, no sabe que hacer, desde que le d...

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.


Muchas veces a fallado en su vida, muchas otras a fracasado de tal manera que el se siente tan mal que no quiere hacer nada, otras simplemente las ignoraba para evitar llorar aunque en el fondo le duela demasiado, no sabe que hacer, desde que le detectaron la lesión se a sentido miserable, las calles de Izumo eran grandes y extensas pero eso no le importa, se sentía solo, su madre lo presionaba demasiado en mejorarse para poder seguir su carrera de atleta, si seguía esforzando sería demasiado estresante y peligroso para el, podría dejar de hacer lo que ama.

—Shoter idiota, tu y tu novio no entiendo porque querían vivir aquí y me arrastran con ustedes —. Se quejo un rubio, el peli-negro lo ve curioso, no es japonés, habla inglés y aunque no sabe mucho entiende un poco lo que dijo, suspira y baja las escaleras rápido para evitar preguntas innecesarias.

Baja rápido y camina hasta su casa, pudo volver a su cuarto en la preparatoria donde estudiaba, quizá pudo volver con su mejor amigo pero decidió visitar a su hermana y su madre, con pesar entró a la casa tradicional y dejó sus cosas bien acomodadas para luego empezar hacer lo que siempre hace, entrenar hasta que no pueda más.

Su respiración se vuelve violenta, sus pensamientos lo atacan y derepente no sabe que hacer más más temblar, sus manos intentan tomar algo, lo que sea, no importa que solo quiere que alguien lo saque del dolor que tiene en el tobillo, al llegar a la preparatoria subió rápidamente las escaleras y aunque su tobillo le duela un poco siguió, siguió corriendo hasta el patio y práctico una, y otra, y otra, y otra vez hasta que su tobillo le dolió horrible, suelta uno que otro quejido pero intenta aminorar el dolor sobandolo aunque eso empeoraba todo.

—¡Hey! ¿Estás bien? —. Oye su voz pero su vista está nublada y solo ve una mancha dorada como el sol —. No te toques, déjame ayudarte, ¿ok?

Asiente rápido y se deja ayudar, siente sus manos en su tobillo y le duele, soba lentamente y despacio sin la necesidad de ir rápido, va y viene los roces de poco a poco y derepente deja de doler, sigue sintiendo sus toques y se empieza a relajar, ni los doctores le habían hecho eso ¿quién era ese chico? Pero cuando va a preguntar siente todo pesado y ve todo negro, se desmayo. Al despertar puede ver al peli-negro a su lado igualmente dormido, sus brazos lo rodean como si de un oso de peluche se tratara, siente aquel calor que desprende en modo maternal pero nada de eso se compara con el calor que le dio la mancha amarilla, tiene que buscarlo, tiene que pagar su deuda.

—No se de quien hablas, Yut-lung estaba contigo cuando pasó el accidente —. Menciona el profesor que cuidaba las canchas —. Lo siento, Eiji, no te puedo ayudar así.

Y con eso se fue, quizá en el momento aluciono, quizá solamente era su mente jugando con su imaginación, pero, esos roces eran tan lentos y amorosos que se le hacía casi imposible no pensar en alguien real, amarillo, era lo único que recuerda de esa persona, no sabe que hacer o que decir, quizá se siente mal al perder el tiempo, tiempo que debería estar practicando, tiempo que debería estar ocupando para hacer tareas o algo por el estilo, cosas pequeñas que olvidó al llegar a la habitación que comparte con Yut-lung.

—¿Okumura Eiji? —. El mencionado asiente y el repartidor le entrega unos girasoles —. Alguien te manda esto, porfavor recibelos y firma.

—¿A mi me los manda? —. Toma las flores con asombro sin saber que más decir, no era alguien de importancia ¿por qué el?

—¿Okumura Eiji te llamas, no? —. Asiente —. No hay error entonces.

Firma desorientado y cuando el paquetero se va ve con atención las flores, tienen una nota, la toma suavemente y la acomoda para poder leer.

    "¡Hola! Espero y estés mejor, japonés torpe."

Y sabe que lo aluciono a leer la nota, no tiene quien las envió, solo esa nota y ve a todas partes pero no ve nada, entra a su cuarto y las acomoda, la se con atención, suaves, con olor relajante, son bonitas, ese amarillo es como el cabello de esa persona, son bonitos los girasoles, son mejores que cualquier flor ya que significa muchas cosas, entre ellas amor, admiración, una vida larga quizá, sonríe ante ellas y planea como encontrar al responsable de esto.

♡ Semana y media después.

—¿Okumura Eiji? —. Pregunta el repartidor entregando otro ramo de flores con una bolsa colgando —. Te lo mandan otra vez, chico.

Y su corazón latió un poco más rápido que antes, no sabe que significa eso ¿más flores? ¿Por qué razón? No lo sabe pero toma las cosas y antes de que pueda preguntar algo el repartidor huye, se queda con sus preguntas y entra a revisar que es lo que le dieron: unos chocolates, un sándwich y una nota, alza la mirada a las flores que también tienen una nota, lee primero la que cuelga de estas.

  "Ojalá no te moleste que te mande este detalle ♡"

Y la otra que decía
"Aunque fue raro nuestro encuentro espero verte otra vez."

Y sus dudas crecen más durante los siguientes dos meses donde cada dos semanas recibe ramos de girasoles y aveces unos dulces o comida, no sabe nada de esta persona pero en esos dos meses hasta el repartidor ya lo conoce y no dicen nada más que firmar y entregar, ya es más común que su cuarto huela a esas bonitas flores a cualquier otra cosa, no llegan solas las flores de hoy como lo han hecho las anteriores.

"Adoro tus hermosos ojos de siervo, oscuros como la noche y brillantes como las estrellas."

Sonríe y solamente esconde la nota en una cajita que guarda bajo su cama junto a otras cosas para cubrirla, desde hace dos meses recibe eso y desde entonces busca a la persona responsable aunque sigue sin encontrarla, no sabe que sucede cada que ve al repartidor tocar su puerta y entregarle ese bonito detalle, cada semana que llegan su sonrojo empeora al leer las notas, su corazón late con fuerza, sus manos sudan y luego piensa en quien podría ser y su sonrisa se extiende más, su compañero de cuarto y mejor amigo también a intentado buscar quien rayos es pero no encuentran nada, en su preparatoria no hay nadie con cabello color girasol.

O eso creyó hasta que una de esas que iba bajando las escaleras el repartidor lo ubica y le entrega girasoles con rosas, se pregunta el porqué de ese cambio pero las recibe gustoso, firma y cuando va bajando el segundo piso choca con alguien.

—¡L-lo siento! —. Se disculpa rápido por el golpe y ve que se cayó una nota, ve las flores y no ve la nota, al momento de que la iba a tomar el contrario la toma.

—Cuidado con tropezar —. Le sonríe y entrega la tarjeta y cuando este la toma le susurra en el oído —. Torpe japonés.

"Eres muy torpe, un torpe japonés muy bonito."

"Una persona desconocida no se puede enamorar de un torpe japonés, ¿o si?"

Torpe japonés.

Así le llama el responsable de las flores y notas, el responsable de su corazón latiendo como loco y aveces de sonrojos sin control, pensamientos y dibujos de esa persona, ¿puede ser...? Pero cuando se da cuenta el contrario ya no está y se pregunta como fue tan tonto para no darse cuenta, lee la nota y su sonrisa se hace grande.

"¿Soy guapo? O ¿solo te deje sin palabras mi torpe japonés?"

El era cuidadoso como un lince, quizá así le pondría en su próxima nota, si, le mandaba notas con el repartidor y al siguiente llamado eran contestadas, siempre que preguntaba por su identidad le decía "puedo ser tu amanecer si gustas' y aunque no lo entiende todavía sabe que tendrá flores hasta que se conozcan, y espera el siguiente ramo para poder preguntar por el.

We feel in love in octoberOnde histórias criam vida. Descubra agora