120: Black Swan.

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Miren, comencé sin una idea fija y eso hizo que el capítulo se atrasara, y no tomó el rumbo que esperaba pero tampoco estoy molesta. 

También, antes de leer tengan en cuenta que esta humilde escritora es como Jisung, sólo ha visto El Lago de los Cisnes versión Barbie ;-;

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"Si ya no puede hacer vibrar mi corazón, entonces así puede ser como muero por primera vez." -BTS.

...

El cerebro de Jeongin usaba lógica matemática para la mayoría de las cosas, a veces se encontraba deseando que fueran para las cosas importantes pero eso sería pedirle demasiado. Entonces, dentro de esa lógica matemática, el cerebro de Jeongin usaba mucho la probabilidad, lo que hacía que, la mayoría de las veces, tomar decisiones fuera mucho más fácil; sin embargo, había ocasiones en las que la realidad superaba a la física y eso lo llevaba a ese momento en la cafetería.

La probabilidad que calculó respecto a su mensaje enviado fue un 0,0001% de que fuera respondido, basándose, principalmente, en la situación que les llevó a romper. Y, aun así, se encontraba sentado en una mesa del comedor de la universidad en el rincón más alejado, mirando fijamente las dos malteadas que había conseguido, esperando a que Yedam apareciera.

Honestamente, cuando mandó ese mensaje en la madrugada pensó que se vería ignorado como los otros treinta que nunca fueron contestados, una parte de él creyó que Yedam lo había bloqueado. Vaya sorpresa cuando, al despertarse, encontró una respuesta de parte del chico citándolo en la cafetería, haciendo que todo su ser vibrara de ansiedad al saber que se encontrarían.

El tiempo que pasó en Bussan completamente solo puso en perspectiva demasiadas cosas, haciendo que Jeongin decidiera dejar de comerse la cabeza con situaciones amorosas cuando su prioridad era conseguir una beca completa. Así que el paso número uno para eso era cerrar todo ese tipo de cosas, cortar de tajos las páginas que sentía incompletas.

—Lamento la tardanza—saludaron mientras la silla frente a él era apartada de la mesa—Mi clase se alargó un poco y el profesor no se callaba.

Jeongin alzó la cabeza saliendo de sus lúgubres pensamientos, mirando a Yedam frente a él con su cabello un poco desordenado y ojos cansados; era claro que no sólo los de artes se estaban volviendo locos. Toda la universidad estaba entrando en la recta final del año, pronto tendrían evaluaciones, exámenes y portafolios por entregar. Yedam, al estudiar arquitectura, tenía que hacer lo que bien parecían infinidad de maquetas; antes, cuando nadie era consciente de los sentimientos de nadie, Jeongin le ayudaba con ellas y ahora se preguntaba si tenía a alguien que se desvelara con él.

—Te conseguí una bebida—susurró Jeongin, empujando a través de la mesa la malteada de fresa.

Yedam lo miró un momento, la seriedad y el cansancio desapareciendo poco a poco de su rostro para que una tímida sonrisa curvara sus labios. Jeongin extrañaba esos momentos con él, donde solo se sentaban a hablar de cualquier cosa compartiendo bebidas, riéndose de su grupo de amigos, comparándoles entre carcajadas y sintiéndose comprendidos. Resentía los sentimientos que se lo arrebataron, cuestionándose por qué las amistades tenían que arruinarse por algo así.

— ¿De qué querías hablar?—preguntó Yedam, llevándose el popote a los labios—Me sorprende que estés levantado a esta hora en sábado.

—Tengo que terminar varios portafolios así que debo aprovechar cualquier hora libre—murmuró Jeongin, revolviendo su bebida con nerviosismo—Nunca me disculpé contigo por lo que hice y quería hacerlo.

Musa.Where stories live. Discover now