Capítulo 6

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-Yo las declaro unidas en matrimonio. 

Todo había terminado. Ya estaba hecho, no había vuelta atrás. Jennie estaba temblando por dentro, pero se negaba a permitir que Lisa viera lo alterada que estaba.

¿Alterada? Un ligero temblor hizo estremecer su cuerpo dentro del vestido color crema de Vera Wang que no había querido ponerse, pero que la estilista personal incluyó en sus compras y que por alguna razón se sintió obligada a llevar. Después de todo, era el día de su boda. Experimentó un nuevo temblor. ¿Qué le estaba sucediendo? ¿Qué esperaba? ¿Corazones y flores? ¿Una declaración de amor eterno? Era con Lisa con quien se casaba. No la había mirado ni una sola vez durante la breve ceremonia que tuvo lugar en la fría oficina del registro, dejando muy claro lo poco que deseaba que fuera su esposa. Bueno, era mutuo.

Lisa miró hacia la mano izquierda de Jennie. El anillo que acababa de deslizarle en el dedo anular estaba un poco suelto, aunque tendría que haberle quedado perfecto. Estaba demasiado delgada y parecía seguir adelgazando. Pero ¿por qué debería importarle su fragilidad?

No le importaba. Las mujeres eran adictas a crear imágenes falsas para engañar a los demás. Sin duda para sus hijos Jennie era una madre querida, una presencia constante y segura en sus vidas. A su edad eso era lo que ella había sentido hacia su madre. Una oleada de amargura le atravesó, lanzando su veneno.

En los años posteriores a la muerte de sus padres, Lisa se había preguntado con frecuencia si su padre se había rendido tan rápidamente a las exigencias económicas de su madre porque la amaba en secreto, aunque supiera que ella le despreciaba, y su madre, al saberlo, había utilizado ese amor en contra de su padre. Lisa había jurado que aquél jamás sería su destino. Y sin embargo se había casado, y con una mujer en la que ya sabía que no podía confiar. Una mujer que se le había entregado con una sensualidad tal que incluso ahora, después de tantos años, no lograba arrancarse de la memoria las imágenes que le había dejado. Había sido una estúpida por permitir que se acercara en aquella ocasión tanto a ella. No iba a permitir que volviera a suceder de nuevo.

Ninguna de las dos habló en el taxi que las llevó de regreso al hotel. Jennie ya sabía que Lisa tenía asuntos que atender, lo que por suerte significaba que ella tendría tiempo para sí misma. Así podría analizar el compromiso que acababa de adquirir.

Lisa los acompañó a la suite y luego les dio un beso a los niños y se marchó y sin decirle a ella ni una palabra. Jennie se recordó entonces que no sólo había estado dispuesta a casarse, sino que fue ella la que lo sugirió.

Los niños estaban cansados, agotados por la emoción de estar en Londres, pensó Jennie. Les, vendría bien a todos dormir un poco y podría ayudar a aliviar las náuseas de su estómago y el dolor de cabeza.

Tras quitarse el vestido de novia y ponerse su vieja bata, acostó a los gemelos. Cuando se hubo asegurado de que estaban dormidos, entró en su cuarto de baño y rebuscó en su bolso para encontrar las pastillas para el dolor de cabeza. Pero sin querer levantó la pestaña de las píldoras anticonceptivas. Eso le recordó que, aunque Lisa le había obligado a tomar la píldora, no debía permitirse desearle. Le temblaron las manos mientras las volvía a guardar para sacar la caja de aspirinas. Aquella simple acción había hecho que volviera a dolerle la cabeza, pero por suerte esa vez no tenía ganas de vomitar.

Se dio un baño para relajarse, y luego estaba tan cansada, que apenas tuvo fuerzas para secarse, y menos para ponerse el camisón. Se metió bajo el edredón de la cama y se quedó dormida casi al instante.

Se despertó a regañadientes, una sensación de urgencia la había arrancado del sueño. Tardó sólo unos segundos en darse cuenta de qué la había provocado. El silencio. No oía a los gemelos. ¿Cuánto tiempo llevaba dormida? El corazón le latió con angustia dentro del pecho cuando miró el reloj y se dio cuenta de que habían transcurrido más de tres horas desde que acostó a los gemelos. ¿Por qué estaban tan callados?

Esclavas de la pasión (Jenlisa G!P)Where stories live. Discover now