"Rhaena y Luke habían pasado desde pequeños por una prueba muy grande: la de perder a un padre y una madre.
Esa desafortunada coincidencia y la sangre de Dragón hicieron de sus vidas un inevitable destino juntos.
Perteneciendo su historia al fuego...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Capítulo II.
"Una despedida inesperada y un nuevo rumbo"
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Un rayo de luz intenso se colaba a través de la ventana yendo directamente hacia un costado de su rostro, lo cual ocasionaba el despertar incómodo de Rhaena.
Su hermana mayor Baela se encontraba ya despierta y su cabello siendo cepillado por una de las mucamas, mientras que Rhaena apenas y podía controlar sus pasos lentos y adormilados en dirección a la mesa de noche en que se encontraban la jarra de Plata y la toalla de seda con las cuales la pequeña princesa buscaría el espabilar el sueño de su rostro.
—Deberías de ver tu cara Rhaena. — expresaba Baela mientras reía burlona al encontrarse de frente con una Rhaena de ojos pequeños y cansados y con la marca de su almohada de plumas aún impresa con un tono rojizo de un lado de su rostro.
—Sí, Baela, no todas tenemos la dicha de despertar como las grandes princesas que estamos destinadas a ser. Con gracia y elegancia. —respondía la menor con ademán de disgusto por haber sido despertada apenas amanecía en el castillo de Pentos.
—No es a lo que me refiero, y sabes que ambas estamos destinadas a ser princesas de absoluta admiración y respeto por nuestra sangre y bellez...
—¡Y valentía y honor! —replicó Rhaena al momento que interrumpía con cierto sarcasmo el discurso orgulloso de su hermana Baela.
En sus adentros la joven princesa sólo podía pensar en que a ella sus aspiraciones de la cuna real no la llevaban hacia lo obvio como todo Targaryen o Velaryon, sino que su sueño de ser una ávida, honorable y valiente Jinete de dragón superaban con creces la ambición de ser alguien de alto rango en su familia real.
—¡Madre es una imponente Jinete al lado de su dragón Vhagar y mira cuántos en el reino la veneran y respetan! Y no sólo por el hecho de ser la heredera de Driftmark — dijo Rhaena, elevando aún más el discurso de que ser un Jinete de dragones por el privilegio de su sangre era aún más importante que las joyas o la corona.
