XII. "El Peso de la Herencia"

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Capítulo XII.
"El Peso de la Herencia"


Rhaena

Sólo podía contemplarlos ahí distribuidos descuidadamente por el salón y en silencio, cada uno en sus respectivas cabezas manifestando en sus semblantes lo opuesto a la vida que aquel lugar había albergado hacía apenas unas horas.
Trás haberse retirado casi todos los invitados del castillo, era el momento perfecto para saltar sobre sus espaldas y atacarlos sin piedad con todas mis punzantes preguntas esperando a ser resueltas, después de todo habían sido ellos los que se habían encargado de montar toda una farsa para encontrar el momento indicado y revelarme nuevamente que el rumbo de mi vida no lo habría de decidir yo, sino ellos.

Mi padre contemplaba su copa con el mentón recostado sobre su palma de la mano y la otra dando vueltas al utensilio de plata que aparentaba estar vacío en su interior en un absurdo intento de ocultar su más que evidente ebriedad retenida en su sistema a lo largo de la noche, la princesa Rhaenyra por su parte se mostraba inalterable en su silla pero con un revelador cansancio naciendo debajo de sus ojos violetas. Por supuesto era de esperarse que para este punto del constante drama familiar transcurrido su cuerpo manifestara señales de debilidad y agotamiento trás haber sido ella la encargada de ocuparse del orden y acatamiento de reglas de todo individuo andante dentro de aquel sombrío castillo de piedra. Los dos meses faltantes para el nacimiento de Vysenia comenzaban a reflejarse en ella y en lo que parecía ser el más difícil de sus 6 embarazos hasta ahora.

A pesar de los recientes chistes de mal gusto lanzados por mi padre a cualquiera lo suficientemente vulnerable para caer en su juego de humores densos de siempre, mi poca empatía con un alcohólico como él aquella noche no me evitó alzar tajantemente mis demandas e inconformidades hacia su persona y los demás en la familia.

—¿Y bueno? Estoy esperando a que alguien tenga el valor de hablar por fin — el enojo en mi garganta había sido imposible de esconder.

Primer intento fallido de obtener una respuesta rápida y justificable pues mi padre aún jugaba divertido y ausente con su copa entre los dedos, Rhaenyra bostezaba sosteniendo su vientre y Jace y Luke de pie a mí lado no lucían más vivos o interesados en responder que ellos.

—Así que así será... Darán por hecho que aceptaré nuevamente sus alegatos y decisiones por sobre mi cabeza y vida y simplemente sonreiré complacida por sus cambios abruptos de rumbo en ella ¡¿no es verdad?!
— insistí nuevamente sorprendiendolos esta vez con un tono que hasta para mí había sido inapropiado dadas las circunstancias.

La princesa Rhaenyra soltó otro bostezo al tiempo en que pateaba a mi padre desde su silla para llamar su atención mientras aclaraba su garganta.

—Daemon, tu hija, la princesa Rhaena exige una explicación, lo adecuado es que tú comiences a darla — dijo en tono solemne.

—¿Yo? — respondió mi padre esbozando una sonrisa siniestra y dándome una mirada apenas consciente en su rostro.—Bueno querida hija, tú sí que eres oportuna para arruinar el ambiente de la fiesta con tu intensidad y drama constante.

The Lord of Driftmark/ a Lucerys Velaryon & Rhaena Targaryen storieWhere stories live. Discover now