Capítulo seis

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—¡Quince! —mi voz sale amortiguada por lo fuerte que he mordido la almohada, mi trasero arde como el infierno, mi piel es blanca y muy sensible a los golpes por lo que imagino que mi culo debe de estar completamente rojo

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—¡Quince! —mi voz sale amortiguada por lo fuerte que he mordido la almohada, mi trasero arde como el infierno, mi piel es blanca y muy sensible a los golpes por lo que imagino que mi culo debe de estar completamente rojo. 

—Listo —deja de abofetear mis nalgas, y siento que suspiro, aliviada.

He leído mucho sobre el BDSM, y sin duda algo de ello que siempre ha llamado mi atención fueron los azotes, pero ahora que los he experimentado no estoy tan segura.

Es delicioso sentir la sensación de algo chocar contra tus carnes, y aunque duelen muchos los primeros, los demás los disfrutan.  Pero al tener una piel tan sensible como la mía, cambias muy rápido de idea. 

Voy a tener más cuidado a la próxima, elegiré mejor mis batallas.

—Pequeña —besa la zona adolorida para luego pasar su lengua a lo largo de mi raja de forma traviesa haciéndome respingar de la impresión, nunca nadie había hecho eso, siento que mis mejillas se calientan mientras escondo mi cara en las sábanas, esto me sobrepasa. 

—Delicioso —chupa aún más, para después con sus manos suavemente darme vuelta y sonreírme besando mi vientre—. Ahora te haré sentir muy bien, mi cielo. 

Cierro fuertemente los ojos disfrutando de la sensación de sus labios en mi cuerpo. 

Desliza sus labios por mis caderas hasta detenerse en la parte baja de mi estómago y comenzar a repartir suaves besos por toda la zona para luego mientras yo aprieto los labios, él, continuar bajando. 

Abriendo los ojos le veo sonreírme perversamente, para luego colocar su mano en mi vagina y separar mis labios con sus largos dedos, pasando poco después la lengua a todo lo largo de mi coño y detenerse por unos momentos en mi clítoris. 

Las manos se me erizan, mis pezones duelen mientras hecho la cabeza hacia atrás y gimo colocando mi mano en mi boca para acallar mis gemidos, cierro los ojos. 

—No —quita las manos de mi boca— no me prives de tus hermosos sonidos pequeños. 

Mierda este tipo. 

No hace falta de mucho para llevarme al orgasmo, pues, estoy jodidamente caliente desde la fiesta. 

Vuelve a chupar con aún más fuerza consiguiendo aumentar la presión en mis piernas, las abro un poco más colocándolas en su espalda, mi mano se mueve y se agarra en un fuerte puño en su cabeza cuando siento que llego a un punto de no retorno, cuando me siento volar por la presión del inminente orgasmo, y entonces sucede.  

Las luces se apagan para mí mientras solo veo chispitas, siento como algo sale de mí y abriendo los ojos le veo devorar mi esencia con tantas ansias como si la amara, como el sabor de su helado favorito. 

—Maravilloso —limpia sus labios pasando su lengua, después de haber devorado toda mi zona íntima. 

Alzándose por mi cuerpo besa mis pechos y después mi boca con amor.

—Te amo —dice mirándome a los ojos, con ganas de llorar, le agarro de los hombros y lo acerco en un abrazo—Y nada tiene que ver con el calor del momento te amo muchísimo más de lo que podrías imaginar. 

Con ese susurro y sus pupilas dilatadas por mis palabras, coloca su miembro en mi coño, me besa y cierro los ojos por un momento para después abrirlos. 

Le amo tanto que duele.

Asiento dándole la respuesta a esa pregunta silenciosa en su cabeza.

Yo quiero esto tanto o más que él.

Besándonos con una sola fuerte y potente estocada entra en mí, haciéndome gemir de dolor por la invasión y rompiendo mi himen de paso.

Separándose con los ojos abiertos de par en par de la impresión, pregunta con suavidad. 

—Kaely cariño, ¿Eras virgen?

—Kaely cariño, ¿Eras virgen?

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