Epílogo

1.3K 68 11
                                    

—¡Mamá!—doy vuelta con una sonrisa al sentir el llamado de Anabella, nuestra pequeña niña de tres años.

—¿Que pasó mi amor?

Sonríe mostrando sus perfectos dientes blancos, remarcando unos lindos hoyuelos heredados de su padre. Mi pequeño ángel nació con el color de ojos de su papá unos perfectos ojos verdes que enamoran al instante.

De mi solo heredó pequeños detalles como la forma de la nariz, boca y unas que otras pecas salteadas encima de sus mejillas, por todo lo demás es una pequeña mini copia de su padre.

Richard está muy encariñado con ella de echo es justo como me lo imaginaba, sobreprotector y celoso. No siquiera deja que otros niños (y cuando digo niños me refiero a pequeños del sexo masculino) se acerquen a jugar con nuestra hija.

—Papá no quiere que yo juegue con Lucas, pero a mí Lucas me gusta muchísimo aunque a veces es algo tonto el si me deja jugar a la pelota no como los otros muchachos.

Abro la boca incrédula y a la vez divertida.

Justo a eso era a lo que me refería cuando les he dicho que es muy celoso. Lucas es el hijo de Gabriela y los gemelos, aunque el es dos años mayor que nuestra Ana siempre la ha protegido y cuidado de los demás como un buen hermano mayor.

Aunque debo admitir que Gabriela y yo hemos fantaseado bastante con la idea de que algún día ambos estén juntos, creo que por eso Richard no deja acercarse mucho al chico. Quizás sea un instinto de hombre o algo así.

Cómo sea es gracioso ver la forma en la que se la lleva lejos. Lo veré pasando trabajo cuando nuestra bebé llegue a la adolescencia, al menos que se ponga hacer guardias bajo su ventana, nada podrá evitar que conozca a chicos y experimente.

Respiro hastiada mientras le pasó suavemente la mano por el cabello a mi bebé.

—Dile a tu papá que digo yo que venga acá.

La veo asentir marchando a correr en dirección a su padre que se encuentra charlando con unos socios de mi hermano.

—¡Papaaaaaá!—chilla nuestra princesa y Richard le presta su atención rápidamente alarmado listo para correr a su rescate si es necesario.

Suaviza su rostro cuando se da cuenta de que no corre ningún peligro.

Ana se acerca a su oído y le susurra seguramente mi recado. Mi marido levanta su cabeza y sonríe sacudiendo sus negros rizos. Les pide a los hombres con los que hablaba un segundo y se encamina hacia donde estoy sentada en una de esas largas sillas de playa.

Hoy es día de piscina y nos tocó celebrarlo está vez en la casa de Harold.

—¿Que sucede cariño?—cuestiona preocupado —¿Algún problema con el bebé?

Se arrodilla en el suelo para estar a la altura de mi abultado vientre de siete meses y pasar la mano por el preocupado.

—No, el bebé está bien —deposita un beso en el centro de mi hinchada barriga.

—¿Y entonces?

—¿Richard por qué razón no dejas que Ana juegue con Lucas?

Frunce el ceño con una mueca.

—Ah era eso lo que querías, no me agrada ese niño y punto.

—Es solo un infante.

—No me agrada ni un pelo.

—Richard... —mascullo.

—No—responde testarudo.

Resignada dejo caer mis brazos.

—Bien, ve a traerme un sumo de limón y algunas fresas, tengo hambre.

Se levanta para después depositar un beso en mi frente y marcharse. Cuando me aseguro que no está ni cerca de la zona le lanzó una mirada cómplice a mi bebé.

—Ve dale, vete a jugar.

La ánimo y todo absolutamente todo merece la pena al observar la radiante sonrisa en el rostro de mi hija.

—Muchísimas gracias mamá —me abraza y luego la veo correr lejos con su vestidito de tul color rosa.

—¿Con que para eso querías que me fuera?—protesta enfufuruñado mi marido.

—Ay cariño no te pongas así, ven aquí amor dame un abrazo.

Cuando Richard suaviza su rostro y viene a mi encuentro me recuesto con ternura sobre su pecho.

—Te amo mucho lo sabes.

—No tanto como yo a tí, te amo.

Y es que no me arrepiento de nada de lo que he echo en mi vida mientras todas esas acciones me guiarán por este camino, directo a los brazos del amor de mi vida.

Y todo fue gracias a ese reencuentro en Italia. Esa fue una brillante oportunidad para explotar y revivir nuestro amor.

Esa fue nuestra oportunidad.

Una Ardiente Oportunidad.

Una Ardiente Oportunidad

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¡Sorpresa!

Imagino que ninguno de ustedes se esperaba esto❤️📚

Pero sentía que a la historia le faltaba un poco más.

Quizás luego escriba más epilogos.
Mientras tanto espero que disfruten de este.

Ardiente Oportunidad © [+18] Where stories live. Discover now