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Ada

Largue una carcajada por primera vez en semanas.

No podía creer lo que acabamos de hacer.

Pasar el Bosque Plateado, seis personas sin un mínimo de conocimiento en lo que es Can o el territorio a las afueras de Ostium, y salir relativamente bien. Ósea vivos... eso es mucho. Es muchísimo. Demasiado.

Y creo que por eso todos a mi alrededor empezaron a reír también. Porque no podían creer que realmente sobrevivimos.

Literalmente no podía para de reír, no podía, mi garganta ya se sentía rasposa por cómo me salían risas y más risas sin parar y no sabía porque estaba así de histérica. Capaz que era por la adrenalina que sentía en el momento, o un repelente del miedo que todavía presionaba mi pecho, pero no lo pude evitar. Y mis amigos tampoco.

Amigos.

¿eran amigos?

¿o solo quería que lo fueran?

No. No quería que lo fueran.

Pero eso no importaba.

Mire las sonrisas en las caras de los demás tratando de borrar la mía, pero me era básicamente imposible.

Cuando alguien siente una sensación de alegría, según los libros, no puede evitar sonreír hasta que te duela la cara. Hasta que esté tan tirante que te cause calambre los extremos de los labios y que la mandíbula sienta un tipo de tensión que piensas que se va a partir en cuanto la relajes. Ese era el sentimiento, y lo podía llegar a odiar.

-mierda- maldijo Gray sonriendo, creo que pocas veces conseguí ver los dientes de Gray, pero este era uno de esos momentos. Sus ojos lograban ponerse chinos y los pliegues de la cara se le acentuaban en cuanto su boca se abría tirando una carcajada, otra vez vi su diente partido. Era solo un trocito del colmillo. – si sobrevivimos mierda. – él se tocó la ceja mirando otra vez al bosque que gruñía enojado por nuestra presencia casi intacta, la luna se alzaba a nuestras cabezas más brillante que nunca, ya que las nubes se habían despejado y ya no llovía más. ¿Estaba todo a nuestro favor? ¿o solo era coincidencia?

Creo que debería asustarme por esto.

Gire la cabeza para ver Can que se situaba detrás nuestro.

Deje a mis compañeros hablando mientras me giraba a ver la gran infraestructura, el palacio estaba arriba un acantilado. Daba al pueblo que obviamente se encontraba mucho más abajo que el mismo castillo y del otro lado estaba el Mar Oscuro que sus olas chocaban contra la misma creando casi un agujero abajo del gran castillo plateado.

Si lo veías de lejos era imposible que ese castillo no haya sido totalmente consumido por el océano, ya que jugaba con las leyes de la física, dejándolas como inservibles.

Y nosotros que tenemos que entrar ahí adentro para un baile.

Que ridículo.

Erwen, se sacó la mochila de la espalda y la tiro en medio del circulo que habíamos armado sin querer a las afueras del Bosque Plateado.

Empezó a sacar de este o que íbamos a usar mientras escuchaba a Gray que seguía hablando mientras veía el bosque lleno de sombras escurridizas.

Con Manya y América miramos los vestidos frunciendo el ceño.

-Que ni siquiera se te aparezca esa imagen en tu cabeza – dijo América.

-yo no tengo ningún problema. - dijo Manya tomando el vestido plateado, claramente el más brillante pasándose la lengua por los dientes, al principio, cuando la conocí llegue a pensar que sus dientes eran afilados como los de una piraña.

Guerra De Corazones (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora