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Hielo, patines y pasión.
Eso era lo que más amaba en la vida dos chicos muy diferentes, dos personas que aman patinar sobre hielo, tienen real pasión por lo que hacen.
Uno ama el patinaje artístico.
Otro ama el hockey.
Sin embargo, un accid...
- ¡Y el ganador del oro en la competencia internacional es Park Jimin!
Mi corazón palpitaba desenfrenado ante la emoción, mi lobo saltaba en mi interior, mi felicidad era desbordante y solo deseaba compartirla con una sola persona.
Mi esposo, mi hermoso Alfa, Min Yoongi.
Lo buscaba con la mirada por todos lados, mientras estaba sobre la tarima de primer lugar, con una medalla de oro, flores entre mis brazos y un cheque con una muy merecida cantidad de dinero por mi logró. Sin embargo, no veía a mi dulce Alfa por ningún lado, la desesperación comenzaba a invadirme y el deseo de verlo aumentaba.
Pronto, logré visualizarlo a la lejanía, solo me observaba con seriedad, sin ninguna emoción en su rostro. No sentía absolutamente nada a través del lazo. Mi corazón ahora palpitaba pero de miedo, de nerviosismo. Yoongi sonrió ladino, pero fue una sonrisa que me aterró, para después dar media vuelta e irse.
Mi corazón se destrozó y nada importó en ese momento, nada fue tan grande como el sufrimiento de verlo alejarse y abandonarme.
- ¡Yoongi!
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Desperté cuando sentí un balde de agua fría caer sobre mi rostro. Sentí la horrible sensación de asfixia, tosía sin control al no lograr recuperar el aire.
Logré escuchar una gruesa risa a la lejanía, mi pecho subía y bajaba sin control alguno, poco a poco fui calmandome y recuperando el aire, hasta que logré verlo.
Aquel hombre era idéntico al que permanecía en el retrato que Mina tiene sobre la chimenea de su casa. Eran como dos gotas de agua, pero este hombre tenía algo muy diferente al hombre del cuadro y esa era, su mirada. A pesar que los tiempos son diferentes, pues el esposo de Mina murió joven, logré reconocer sin problema a este hombre.
- T-ú..., ¿Eres Min Do-Jae...? - Pregunté con dificultad.
- Veo que te han hablado de mí - Su sonrisa ladina causó un horrible escalofrío en mi. Esa sonrisa era demasiado parecida a la que Yoongi me mostró en esa horrible pesadilla - Espero que hayan sido solo cosas buenas.
Fruncí mi ceño al sentir mis manos atadas al igual que mi abdomen y tobillos. Por eso no lograba recuperar el aliento fácilmente, no tenía como moverme y evitar ese horrible malestar.
- ¿P-or qué... Hace esto? - Pregunté con miedo y mis ojitos llorosos.
- Esa pregunta es fácil de responder chico - Volvió a sonreír sin moverse de su lugar - Tú fuiste presa fácil y si te tengo a ti, mi querido Yoongi no dudará en aceptar cualquier cosa que le pida.
- ¿Todo esto... Es por la herencia de Yoongi? - Pregunté.
- ¡Bingo! - Aplaudió, ¿Emocionado? - Vaya que eres inteligente chico. Debo admitir que Yoongi tiene unos gustos increíbles, eres atractivo, estoy seguro que si te hubiese conocido antes, habría aceptado su relación, incluso hubiera acordado su matrimonio con él, pero bueno, ¿Qué puedo decir?, Tengo mejores intereses.
