Recuerdos-Aegon Targaryen

Recuerdo 10: Aemond y silverwing

Silver wing estaba despierto viendo hacia la salida de la cueva en la que habitaba hasta que escuchó ruidos de ramas romperse y se puso alerta.

Dos niños y un adulto iban dirigiéndose a su cueva. El principe Laenor estaba reacio en acompañar a los niños a ir por el dragón, no contaba con que ambos niños estaban poniendo sus mejores ojos de cachorro y amenazando que si no los acompañaba irían juntos en el joven dragón Arrax que apenas y podía volar solo.

No tuvo otra opción que hacer participe de esta misión, prefiriendo llevarlos el mismo a arriesgarse a que se les ocurra otra idea, como por ejemplo, pedirle a sus hermanos ayuda.

silver wing no atacó a ninguno; los observó de arriba y abajo una y otra vez hasta finalmente ver cómo el niño plateado daba un paso adelante

Dohaerās, Silverwing! Lykirī—el dragón solo movió la cabeza hacia un lado al escuchar esas órdenes resonar por toda la cueva—Dohaerās, Silverwing! Lykirī—Repitió dos veces más

Laenor puso su mano en el hombro derecho de su primo-cuñado cuando de repente se escuchó un gran rugido por todo el lugar. El bello y majestuoso dragón empezó a levantarse. Por instinto Laenor jalo al niño y lo puso atrás de el igual que a su hijo.

Contra todo pronóstico vieron a otro dragón acercarse y arriba estaba Bruma el dragón de Laenor; fue entonces cuando se dieron cuenta que era el mismísimo Caníbal el que rugió parecía listo para comérselos o tal vez solo para jugar con ellos hasta la muerte.

Los niños se veían tan fascinados como aterrorizados - ¡Bruma! - gritó - ¡abajo bruma!

Silverwing salió disparado en dirección de caníbal atacando su cuello y dándoles tiempo de subir en Bruma

—¡Soves!— Una vez en el cielo Bruma voló lo más rápido que pudo para escapar de una posible catástrofe

Aemond se desanimó al no haber llevado al dragón con él y lo hizo aún más cuando recibió el regañó de su hermana.

—¿!Cómo se les ocurre!?—Laenor, Aemond y Lucerys estaban sentados en el sofá con la cabeza gacha—¡Pudieron haber muerto!— Rhaenyra se pasó las manos por el cabello muy enojada consigo misma

Estaba en una misión para poder arreglar la brecha en su familia y por un descuido estuvo a punto de perderlo todo.

—Es mi culpa. Quise reclamar a un dragón salvaje dónde pueden habitar otros y no lo pensé, fue mi culpa hermana

—¡No! Yo fui el de la idea, es mi culpa mamá

—Yo soy el adulto, no debí ocultarlo

Los tres la miraron como cachorros abandonados pidiendo comida.

—Estoy muy molesta con ustedes tres, todos tuvimos la culpa, y ustedes niños, serán castigados— sentenció

Un fuerte gruñido retumbó por toda la isla.

—¡alto! ¡no te muevas!— le gritaban al dragón en alto valyrio

Rhaenyra se asomó por la ventana y vió a un dragón salvaje y herido del ojo. Los ahí presentes salieron corriendo.

Aemond quedó estupefacto al ver que el dragón los siguió; tuvo que volar días para poder llegar y lo hizo, estaba por acercarse cuando la princesa lo jaló hacia ella con miedo.

—Esta bien, no me hará daño— se soltó pero dió dos pasos y su hermana lo detuvo por lo que tuvo que quedarse quieto —Rytsas Silverwing—Cauteloso levantó la mano y la dejo ahí esperando a su dragón—lykirī

Silver wing fue quien acercó su hocico a la mano de su ahora jinete. Ninguno podía describir lo que sentían en ese momento, Aemond era el primer jinete después de la reina Alysanne Targaryen. Ambos estuvieron solos por tanto tiempo, pero no más, ahora se tienen uno al otro.

Solo después de unos segundos Rhaenyra le permitió acercarse más al dragón soltando su agarre, estaba feliz por su hermano. Aegon vio todo desde el comedor y no pudo evitar sonreír por su hermanito.

En la fortaleza roja Helaena tejía un dragón blanco con un jinete en su lomo. Las doncellas a su alrededor se miraban entre sí preguntándose que hacer con la princesa.

"El precio ha sido saldado, el principe tuerto mantendrá sus dos ojos." Repitió Helaena una y otra vez en su trance.