Recuerdo 28:La boda y una muerte

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El día tan esperado llegó, el principe Aegon y la señorita Devika se casarán. El rey decidió que sus títulos de príncipe y princesa los mantendrían hasta que suban a ser gobernantes y que por otro lado sus hijos tendrían el título de la realeza (obsequió del rey).

Las doncellas de ambas casas estaban atareadas, la boda sería en el castillo de los Shell, después de todo ahí es donde vivirían.

La reina Alicent fue a visitar a su amado hijo.
—¿Cómo te sientes mi niño?— hace tanto tiempo que su hijo no se veía tan vivo.

Sus bellos ojos violeta brillaban, su cabello se veía limpio y reluciente, su jubón blanco con toques dorados lo hacía ver más blanco más no pálido, su piel estaba bien hidratada y cuidada como nunca antes; incluso un pequeño rubor yacía en sus mejillas.

—Estoy muy nervioso, mi prometida es muy torpe, ¿qué pasa si se cae en el camino?— Alicent río recordando todas las veces que la joven señorita se golpeó en las paredes y con los muebles siempre tropezando. Tomó las manos sudadas de su hijo y depósito un beso en el dorso de ellas

—Si eso sucede, irás a ayudarla a levantarse— Descansó la palma de su mano en la mejilla de su hijo quien recargo su cabeza para sentir la calidez de su madre — Quiero pedirte perdón hijo, debí haber intervenido entre mi padre y tú. Espero que puedas perdonarme, mi bello niño de plata

—Te perdono mamá — El siempre soño con este momento, creyó que nunca se haría realidad pero aquí estamos, en su boda con una mujer encantadora y con su mamá disculpándose

Las lágrimas se le escaparon y su madre se las limpió con sus dedos suavemente. Le dió un beso en la frente, en cada mejilla y para finalizar en la coronilla de su cabeza.

Helaena entró al cuarto, para darle buenos deseos a su hermano. Después de todo ella lo amaba. Llevaba una caja donde se encontraba una joya tradicional del Sur. Devika sabía de su situación, originalmente debía ser su madre quien se la pusiera.
Pero bueno, las reglas están para romperse.

Alicent sabía que algo andaba mal con sus hijos así que decidió salir de la habitación para dejarlos hablar.

—Te ves muy guapo hermano — Helaena nunca se había sentido tan nerviosa, ni cuando Jacaerys la besó por primera vez.

—Gracias....—Se mudaron al sofá dónde se quedaron en silencio unos segundos hasta que aegon rompió la tensión —Perdón hermana, por todo lo que te dije en el pasado, los insultos y ofensas que hice. Me arrepiento por todo....

Helaena se rompió, empezó a llorar en ese mismo instante, un Aegon preocupado la abrazó y lloraba con ella.

—Nunca quise lastimarte, egg. Cuando cumplí 12 años soñé con la muerte, tú y Jacaerys luchaban a muerte. Aemond, Lucerys, el pequeño Daeron, todos agonizamos hasta la muerte.... Me dijeron que debía evitarlo, tenía que dar a luz a niños con el cabello castaño. Que debía salvarlos y yo solo...— Su hermano la abrazo más fuerte "Shhh" la arrullaba.
Si tan solo el hubiera sabido lo que le pasaba a su hermana, la hubiera ayudado.

—¿Ahora qué sueñas, hel? — "La paz" respondió "y muchos niños y niñas siendo felices"

—Eres tan valiente hermanita. Ya no estás sola— Alzó su mentón — me tienes a mí, A Jacaerys y a nuestros hermanos, incluso Rhaenyra te quiere. Créeme que ya no lucharas sola.

—Estoy orgullosa de ti, egg— siguió abrazándolo con el rostro enterrado en su cuello

—Y yo de ti, hel— depósito un suave beso en su coronilla

Cuando finalmente se calmaron Aegon se levantó por un pañuelo y lo acercó a la nariz de su hermana para limpiarle los mocos. Ambos rieron recordando que esa misma escena se repitió muchas veces en su infancia.
La princesa abrió la caja y depósito la joya en la cabeza de su hermano.

Recuerdos-Aegon Targaryen Where stories live. Discover now