III:

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En esa misma noche, Aime estuvo limpiando lo que quedaba, bajo un enorme cansancio muy notorio

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En esa misma noche, Aime estuvo limpiando lo que quedaba, bajo un enorme cansancio muy notorio.

Para continuar con sus labores del hogar, se sacó anteriormente su kimono de trabajo, pues, Mai se daba cuenta muy rápido si la prenda estaba sucia con otro mugre que no fuese la suya propia. No le pasó a ella, pero lo oyó de Kyosuke y Akio.
Información valiosa si preguntan.

La sangre se había secado, dejando una desagradable mancha oscura, y con un olor no muy...normal.
Se paró y respiro profundo, el pecho le dolía de hacer tanto, siempre se olvidaba de que su cuerpo no era normal, y su fuerza física era muy poca, supuso que es hereditario.

Dejo los trapos dentro del cubo con el agua sucia, y miro la sala. Vacía y solitaria, solo estaba una pequeña mesita de madera, y tres almohadones sucios, les hacía falta una buena lavada, todo en general, estaba en mal estado, Akio y Mitsuki jamás se esforzaron por tener la casa decente.

De repente oyó un sonido provenir de afuera, dudo en salir, por el momento, no se encontraba segura de dejar entrar a cualquiera a estas altas horas de la noche.
Pero, sin temor alguno, se acercó a la puerta y la abrió, para no ver a nadie.

Bajo la mirada. Sus ojos verdes brillaron.

Alguien le dejo una pequeña caja, con medicina, y una nota:

__________________

"Úsalo con sabiduría."

-K

___________________

Una idea le vino a la cabeza respeto a la persona, solo conocía a Kyosuke, pero, ¿El cómo sabía que vivía allí? Bueno, pregunta tonta, ante el lío de antes de ayer, ya medio pueblo sabía de su ubicación.

Tomo las cosas y entro. No solo estaba la medicina, habían plantas medicinales, y té con diferentes gustos.

Con una pequeña sonrisa, dejo todo en la pequeña mesa de bambú y se sentó, preparando los medicamentos; lo más doloroso fueron sus manos, con heridas abiertas, y mal sanadas, hasta quizás infectadas.
Gruñó, pero gracias a esa persona, podrá sanar y volver al trabajo con más alegría, olvidando a Mei y sus dos bastardos.

Ya esperaba con felicidad su sueldo.

...

Bajo la luna menguante, Kokushibo observaba la casa de Aime, bajo un silencio sepulcral. Sabía que ella se estaba curando, podía ver silueta gracias a las velas situadas en medio del salón.
Su ropa de Kakushi estaba en la casa de Muzan, junto a la planta, pues, el Rey de los Demonios estaba más que sorprendido, y extasiado, ¿Ven como su Luna Superior 1 era la favorita? Douma podia irse al carajo, Kokushibo era más rápido y centrado en sus tareas, agradecido estuvo al reclutar semejante hombre.

Ahora, había un problema.

Muzan no le dió mucha importancia, y ese pequeño problema, era el nacimiento de la flor. Los demonios debían de esperar casi cinco meses, o más para que la primavera llegase, como se mencionó anteriormente, la flor nace en esa estación, y aguanta todo el verano, hasta cerrarse en otoño y "morir" en el invierno.
Sumando el acercamiento que tuvo con la chica, Muzan dejo en claro que, si se relacionaba con un ser humano, debia de ser aniquilado cuánto antes, pero.

El no podía.

Se negaba a ponerle una mano encima, raro era, claro que sí, el jamás dudo de sus acciones, y elimino a todo humano que considerase débil, pero Aime era un caso fuera de su lista.
¿Era la lastima que sentía al verla en ese estado? Si, debía de ser eso, aún llegaba a tener ese tipo de sentimientos, pero en muy pocas ocasiones.

La observó por última vez, y se marchó.

Tenía un plan en mente, un plan que se debía de ejecutar.

Muzan no quería testigos, y conoció a tres en particular que, eran prácticamente abusadores de primera.

Saltando de techo en techo, vio a Akio, sentado con sus padres. Parecían charlar animadamente de algo, pero, esa charla se cortaría con la llegada del demonio.

-¡Akio, esperamos conocer a la muchacha pronto!- Chilló su madre con alegría.
Akio le hablo bien de Aime, y convenció a sus padres de que ella era buena mujer para el.

-Si dices que Aime Tanaka es buena, te creeremos. Al final, pareces feliz luego de Hinami.- Soltó su padre, desanimado.

Hinami Katsuki fue una Oiran que la familia compro el año pasado, la muchacha fue entregada a la casa para que sus padres tuvieran algo de dinero ante tanta pobreza que estaban pasado. Se sabe que la mayoría de Oiran son entregadas con objetivos malignos detrás, como prostitución, casamientos ilegales, venta de órganos, etcétera.

El futuro de aquellas muchachas era incierto, nadie sabía nada de ellas luego de irse con quién las compro.

El caso de Hinami fue una huida. La misma familia de Akio la matrataba físicamente por no ser una esposa digna de su querido "hijito". Solo duro medio año con ellos, y luego escapó, dejando en una sería duda a los pueblerinos.

Nadie en ese pueblo era bueno.

Todos eran malos he hipócritas.

De un movimiento, la cabeza de Hinami Satō voló por los aires, dejando en shock a Akio y Kenji.
Cuendo volvieron a la realidad, el demonio estaba en su posición de lucha, y con la mirada clavada en Akio.
Se paró derecho y apuntó a su padre con la Nichirin.

-Ante tus crímenes, pagarán con la muerte.- El vapor salió de su boca, listo para destrozar a ambos mortales.

-¡¿Que hicimos?! ¡Ten piedad de nosotros!- Los lloros de Akio no sirvieron de nada, pues, su padre fue el siguiente en caer.

La cabeza de Kenji todo hasta las rodillas del muchacho, alejando a este despavorido. ¿Tendría oportunidad de escapar?

Claro que no.

Nada, ni nadie escapaba de Kokushibo.

Apenas tocó la puerta, su brazo voló por los aires, dejando un rastro de sangre, más el enorme torrente que perdía. Akio cayó al suelo, gritando de dolor ante tal ataque.

El pelinegro se acercó a paso lento, con Nichirin ensangrentada en mano, detestaba a los mortales arrogantes y abusadores; ese enano rubio de cabello cortado como un hongo, era un mujeriego, mimado y maltratador, era justo que el demonio lo asesinase a sangre fría. Ya no importaba, a nadie le importaba si moría, nadie lloraba por nada ni nadie, solo vivían en sus mentes, olvidando a los demás, inclusive sus propias familias.

-¡Te rue- Su cabeza voló por los aires, cayendo dejando un ruido seco.

Su trabajo no quedo completado, faltaban dos familias más.

Mai Kozumi y Kyosuke Nakamura.

Prefirió dejarlo hasta esa noche, mañana y pasado serán otros días, dónde podrá sacarle un peso de encima a la mortal Tanaka, no creía que le importase mucho la muerte de ellos,al contrario, un gran respiro se dará cuando se entere de lo sucedido.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Where stories live. Discover now