XXVI

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He de continuar el Fanfic, ya que, siento que el final no fue satisfactorio para nadie, incluso para mí

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He de continuar el Fanfic, ya que, siento que el final no fue satisfactorio para nadie, incluso para mí.

Gracias de corazón todo en apoyo que he recibido de ustedes, y los graciosos comentarios exigiendóme con detalle la relación sexual que ambos tuvieron JAJAJA. No sé preocupen, quizás, QUIZÁS, se viene en el próximo capítulo 🧍🏻.

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Un bostezo salió de su boca, mientras se estiraba.
Los cálidos rayos del sol se colaban por las rojas cortinas, de un color carmesí, rozando el bordo.
Abrió sus ojos y notó la ausencia de Kokushibo, al parecer, se había ido a la fortaleza en la madrugada, y no lo había escuchado. No le dió importancia y se sentó.

Su cuerpo desnudo estaba levemente pegajoso, y con una vergüenza notable, notó como entre sus piernas, habían mordidas y leves chupones, incluso el futón blanco estaba manchado con sangre, ¿De dónde salió? No tuvo idea, más bien, ni siquiera le prestó atención al dolor la noche de ayer, y por más que hubiese querido, su compañero se encargó bien de no dejarla ni pensarlo.

Estiró su brazo y tomo la bata para cubrirse, se paró y para su susto y sorpresa, Minami abrió la puerta de golpe, y no solo eso, el grito que pegó, fue de una gallina vieja, intentando parir un huevo.

—¡Aime-Chan!— La peli azul tenía unas bolsas con comida en sus manos, y cuando poso sus ojos marrones en ella, sonrió de lado. —¡Ay, Aime-Chan, esas pintas no te las presto!

Con el rostro colorado, la tomo del brazo y la metió en la casa. No faltó que su amiga la metiese al baño sin rechistar, la bañara y aprontara para un buen día de primavera.

—Entonces...¿Te has divertido anoche? Tu lindo rostro angelical es totalmente engañoso, Aime-Chan.— Minami se reía a carcajadas, como toda una picarona, dejando a una muy avergonzada muchacha. —No te sientas mal, aquí hay muchos hombres guapos, incluso yo misma le he tirado alguna que otra miradita.

Aquello no logro calmar a Aime, quien se metía una bola de arroz entera en la boca. Aún no se le hacía creíble el hecho de haberse entregado en cuerpo y alma a un demonio. Tampoco mentiría, si estuvo conciente de todo, y ella mismo, junto a sus deseos sexuales, permitieron que Kokushibo siguiese.
Cubrió su rostro con ambas manos, ¿Por qué se avergonzaría? A lo mejor por el hecho de tener que verlo esa misma noche, otra vez.

—Si vamos al caso, es mi primera vez, supongo que es normal sentirse así.— Rascó su mejilla, y Minami asintio, comprensiva.

—Exacto, es normal sentir vergüenza en tu primera vez, y más cuando vuelves a ver a esa persona otra vez.— Abrió sus ojos aprendida, ¿Ella podría tener la habilidad de leer mentes? Sinceramente pareciese que si, ¡Que iba adivinando todo lo que pensaba desde que la conoció!

Suspiro, y paso una mano por su cabello.

Un recuerdo le vino de la noche anterior. El tirando de este mientras estaba detrás de ella, ¿Lo peor? Ella estaba en cuatro.

Chillo y se tiró al suelo, asustando a su amiga, quien se sentó a su lado.

—¡No puede ser, Minami-San!— Rodó de un lado al otro, a punto de sufrir un colapso.

—¡Ay, chica! ¡Que susto me has pegado!— Exclamó, con una leve expresión de alivio.

Va, que la tarde se la paso chillando, y contándole a Minami como vivió en esa noche, y no faltó las pavadas de su amiga, quien lograba hacerla sentir mal, y bueno, ese era el objetivo.

...

No pasó mucho, pues, al caer la tarde, Minami se marchó, ya que ella trabajaba en la noche, por elección propia, ya que según ella, hay más clientes. Eso le hizo entrar en dudas, solo los burdeles se mantenian abiertos, pero, tampoco le importaría si ella trabajaba esos lugares.

Aprovechando todo el tiempo sola, acomodo la casa, limpio los muebles, barrio el piso, lavo su ropa, hasta limpio las ventanas; su vida lejos de Michigan se volvió más linda, tranquilo y pasiva, desde la muerte de Kyosuke, su seguridad y alivio volvió a su vida inmediatamente, sintiéndose libre de caminar sin miedo. Mai no se apareció, y si lo hizo, no la llegó a ver.
Soltó el aire en sus pulmones, y se colocó un kimono verde, con unos diseños de cascabeles y aves blancas, no supo que hacer de cenar.

Una mano se apoyo en su hombro, asustando a la muchacha.

Volteo y vio a Kokushibo. Ella carraspeó, y miro hacia otro lado, con un leve rubor en las mejillas.

—Kokushibo-San, buenas noches.— El ladeó la cabeza y asintio.

—Buenas noches.— Ella lo miro fijamente a los ojos, realmente parecían diamantes, brillantes y llamativos en la poca luz que había en la casa. —¿Sucede algo?

—¡No, no, no pasa nada!— Se sento en el piso, y el, segundos después se sento con ella. —¿Te ha ido bien? Es la primera vez que te veo sin alguna herida, o mala cara.

Sonrió de forma divertida. El la miro y se encogió de hombros. El mismo diría lo mismo, pues, Muzan se mantuvo "bastante" tranquilo; ha intentado complacer lo más que pudo a su líder, para no acabar como jamón.

—Supongo que he estado hsciendo bien el trabajo.— Soltó, y la tomo de forma sorpresiva, para segundos después, sentarla en sus piernas.

Ella no dijo nada, pero no pudo evitar sentir ese cosquilleo en el estómago, estar pegada a el, era una sensación increíble, sin exagerar. Pego su cabeza en su pecho, y acaricio su brazo al descubierto por el kimono violeta que llevaba puesto; el olor que soltaba de su cuerpo era pino, también no se cuestionó tontamente que era, si el se la pasaba fuera, sea cazando, comiendo, o de paso, yendo a su casa para verla.
Lentamente, paso sus brazos por la espalda de el, abrazándolo, pero, con una de sus manos, acaricio su cabello atado en una coleta alta, sorprendentemente estaba suave.

A ese paso, no sé podría levantar del suelo, la comodidad le ganaba, y el, pareció no querer dejarla.

—Lamento arruinar esto, pero debo de lebanta— La estrujó más fuerte a el, cortando sus palabras. Ella se quejo y con eso, no logro que el la dejase.


Douma sonrió de forma lasciva al verlos juntos en un pequeño espacio que dejaba la cortina. No podía evitar pensar lo idiota que se veía el demonio más poderoso de las Lunas junto a una mortal, quien parecía afectar su olfato, pues, no sé daba cuenta de su presencia a unos cuantos metros del sitio.

—¿Que dirá Muzan-sama ante esto, Kokushibo-Dono?— El rubio de ojos brillantes y coloridos, se marchó de ahí, dejando una brisa helada.

Y como la difunta Daki acabo, el estaría tomando el mismo camino bajo una ignorancia grave.

Los demonios, en su mayoría, demostraban un masoquismo e ignorancia absoluta. Ni siquiera sus edades correspondientes llegaban a defender su posición, no lo hará jamás ante Muzan.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora