XIV

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Gracias por las +500 vistas, me alegro de que les guste, no pensaba hacer el Fanfic largo, pero ante los buenos resultados, seguirá en pie

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Gracias por las +500 vistas, me alegro de que les guste, no pensaba hacer el Fanfic largo, pero ante los buenos resultados, seguirá en pie.

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Aime se encontraba trabajando en el hotel, pues, ante la ayuda de aquel extraño en curarla, pudo levantarse del futon y seguir su vida, ¿Quién le daría el dinero para comer si seguía echada en la cama? Nadie, porque nadie aportaba nada, cada uno se enfocaba en si mismos, jamás en los demás si ven a alguien muriéndose de hambre en las calles.

La castaña, estaba limpiando el mostrador, con una franela/ trapo/ pañuelo, ya que, ante la situación de su brazo adolorido, barrer, pasar un trapo de piso, o cargar cosas no era algo que esté a su alcance; cuando Mai, qukencse había integrado al trabajo mucho mejor, le cuestionó sobre su situación física, ella mintió, soltando que un demonio la había lastimado para asesinarla, y que Kyosuke la había rescatado, quien hablando de Kyosuke, tenía los aires por los cielos al oír el relato de su amiga.
Por suerte, Mai le creyó, y le dejo las tareas faciles, como dejar las sábanas limpias en las habitaciones, y pasar las franelas en las mesas.

Al terminar con el mostrador, se dirigió al cuarto N°127, el cual, ya había sido por una pareja que ingreso borracha al lugar. Ella sabía que se venía, y que le tocaba limpiar, y era la primera vez.
Con el canasto para la ropa sucia, y los productos dentro de este, corrió el Shoji, tuvo que aguantar la respiración.

El suelo estaba repleto de botellas y papel higiénico; las sábanas blancas estaban manchadas de vino y sake; las mesas de luz llenas de papel y bandejas de comida a pleno terminar, mordió su labio del asco, ¿Cómo la gente podría ser tan sucia? Mínimo, si tenías la aventura, podrías tender la cama, o dejar la basura dentro del tacho de la basura, ¡Estaba en el rincón del cuarto, prácticamente pegado a la puerta! Bufó, oler aquel aire, sucio y reemplazado por las bebidas alcohólicas era un asco tremendo para ella.

De mala gana, metió las sábanas en el canasto, no sin antes sacar los productos de limpieza, y dejarlos a su lado.
A paso rápido, tomo todos los papeles de baño sucios, y los tiro dentro de la papelera, que pronto vaciaria; la limpieza duro más de lo esperado debido al uso de una sola mano, pero lo logro.

Suspiro, ya con una sonrisa, todo quedó organizado, solo quedaba reponer las sábanas en la cama y listo.

Pero, alguien la saco de sus pensamientos.

—Aime-Chan, tu historia me ha gustado mucho.— Ella tragó saliva, y su mirada se volvió dura. Pero, pronto fue reemplazada por una asustada, debido a que, las manos de el acariciaron su cintura.

Ella rápidamente se alejo.

—¡Ah, Kyosuke-Kun!— Chilló ella, fingiendo sorpresa. —No te oí entrar. Y si, no diría la verdad respecto a...ese incidente.

El sonrió, satisfecho. Volvio a acercarse, como un depredador listo para asesinar a su presa.

—Tienes razón, mucha razón respecto a eso. De hecho, te veo muy bien hoy.— Ella supo al instante a qué iba. Y antes de que el hablase otra vez, ella lo interrumpió:

—Se a qué vas, Kyosuke-Kun, y no, nadie me ha ayudado, pude sola, mis padres tenían conocimientos leves sobre la medicina, y como curar dislocaciones.— El vaciló, pero le creyó, si, era un poco cierto.

La misma familia siempre ayudo a varios aldeanos con heridas leves, como cortadas, raspones, fracturas, entre otros.

Para sorpresa de ella, el acaricio su mejilla, el cuerpo de el comenzaba a calentarse, sentía la urgente necesidad de hacerle algo.

De lastimarla.

Gracias a Dios, Mai ingreso a la habitación, irritada.

—¡Ustedes dos, dejen de reuniones y pónganse a trabajar!— Su kimono rojo brillaba por las piedras que llevaba incrustadas. —¡Hay clientes esperando ser atendidos!

Y se marchó, se podían oír las fuertes pisadas alejarse, hasta quedar en silencio rotundamente incómodo. El se volteo, con una mirada cargada de perversión.

—Continuremos luego, Gatita.— Le entro náuseas al por ese sucio apodo.

Sus ojos se vieron borrosos, ¿Debería de huir? Sentía la verdadera necesidad, ya era hora de hacerlo, no sabría cómo acabaría su seguía viviendo en ese pueblo, sacado del mismísimo infierno.
Golpeó su pecho, y alzó la mirada, cargada de valentía, era la hora, era el día de su libertad.

...

La tarde cayó, y el sol poco a poco de ocultaba entre los altos árboles, cubiertos de nieve.

En el trabajo, ella estuvo trazando un plan de escape, ignorando completamente a Kyosuke, quién de vez en cuando, le lanzaba miradas.
Por suerte, el no se acercó a ella en todo el día, y como siempre acostumbro, recibió su paga, aproximadamente 300 yenes; en Michigan, no valia para nada, apenas podías vivir, olvídate de una casa, un piso de apartamento, o un hotel, todo era de los 1.000 yenes para arriba.

Se despidió de Mai, y Kyosuke, y se largo a paso apurado, deseando desesperadamente llegar a la casa para guardar algo de ropa, dinero e irse por el bosque, si, era un plan suicida, pero si no quería ser descubierta por nadie, era el camino "fácil".

Estando dentro de la habitación, saco un pequeño bolso blanco, y colocó cuatro kimonos, y el Kimono que el señor del Distrito Rojo le regaló, pronto lo vería, y le agradecería profundamente por ello, pudo imaginar una vida mejor allí, con gente buena, música, bailes, eventos geniales, las ferias...sus ojos verdes brillaron de ilusión, tanto para conocer, y ser feliz.

Con todo listo, reviso por segunda vez todo lo que tenía, y al estar totalmente segura, tomo varias hojas y una pluma.

Se sentó y suspiro pesadamente, debía de escribirle a Michikatsu, avisarle que ella se iría al Distrito Rojo de forma permanente.
Mojó la pluma, y comenzó a escribir:

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"Buenas noches, Michikatsu.
He tomado la decisión de mudarme de Michigan, al Distrito Rojo, ya no estoy segura aquí, una persona, específicamente Kyosuke, hace mi vida muy complicada, y el trabajo también, mi físico no es el mejor para esto, y por eso, me iré; quizás tenga una oportunidad mejor allí, en caso de que no llegues a leer la carta, habrán muchas en el bosque, pegadas a los árboles."

"Gracias por todo, y lo más importante, tu compañía, tu presencia me hace tener la fuerza de levantarme todos los días, y seguir en pie para recibirte en mi casa."

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Pareció sonar exagerado, pero, si no lo describía, a lo peor, no lo volvería a ver.

No estaba segura, quizás no lo llegaba a ver más.
Suspiro y escribió más cartas, veinte en total  y con rapidez y el pequeño bolso, las pego en los árboles con cuerdas, y las cubrió con nilón en caso de que lloviese o se mojaran.

Miro por última vez su casa, y para su sorpresa, vio a Kyosuke acercarse, sin embargo, en su brazo derecho, había una cuerda atada.

Su curbio la boca horrorizada, ¿El pensaba hacerle algo? Se metió más en el profundo bosque y notó como entraba a la casa, y sin dudar un segundo más, corrió como si la estuviese siguiendo El Diablo mismo.

Mientras corría en la fría noche, pidió disculpas a su casa, a quien reparo y no disfruto más tiempo; pidió perdón a Michikatsu por haber traído a su superior a la casa, y se pidió perdón a si misma por caer y dejarse abusar por gente como los de Michigan.

A partir de ahora, se volvería fuerte he independiente, ya no se dejaría pisar por nadie, y si Michikatsu aparecía, intentaría sacarle información, mejor aún, se juntaría, o intentaría ver a Tanjiro para hablar del asunto, y confirmar que estaba allí en caso de poder apoyarlo en el tema de los demonios.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ