VIII:

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Anteriormente:

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Anteriormente:

-Señor, ¿Cuál es su nombre?- El volteo a verla con una mirada neutra.

-Kibutsuji Muzan.

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Actualidad:

Ante el nombre, ella no sospecho, ¿Cuántas personas se llamaban como el? Muchísimas, así que, no pregunto más, y al estar en la entrada, oyó como su acompañante, soltaba un quejido, claramente decepcionado de la vista frente a el.

-Lamento si la vista no es...linda. La mayoría no se esmera por demostrar que aún seguimos aquí, y si quieres montar luces y puestos bonitos como el Distrito Rojo, debes de pagar mucho.- Comentó ella apenada, el sacudió su mano, restándole importancia al asunto.

-No hay porque apenarse. Este pueblo siempre quiso dar la imagen de miserable ante los otros; la gente aquí está desesperada por tener una buena posición económica y social, pero, como la vagueza ya se normalizo, nadie hace nada.

No mentiría, las palabras de Muzan si lograron ofenderla.

No todos tenían la oportunidad de salir adelante. La gente no tenía opción en subir los precios de las cosas, ya que, no había un líder o presidente que controlase los gastos.

Ella tuvo la mera suerte de nacer en una familia de estado económico alto, porque, ni los de la clase media lograban salir adelante.

Muzan supo que ella se logró enfadar, y claramente ofender, estaba tentado en querer escupir basura de su hogar, pero, sabía que ella no se defendería. Sus padres se encargaron de criar un ser humano sumiso.

...

Muzan se fue, dejando a la muchacha sola. Y obviamente, con un gusto amargo en la boca.

Aime alzó la mirada y vio en la lejanía, a Kyosuke correr hacia ella, en esta ocasión, su mirada era de mucha preocupación, pero la angustia lograba matar la otra emoción.

-¡Aime-Chan, menos mal estás aquí!- Se le tiro encima, abrazando a la muchacha con fuerza.

Confundida, correspondió.

-¿Kyosuke-Kun, por qué luces así?- El se separó de ella, y las lágrimas comenzaron a bajar por sus ojos.

-Mai-Sama fue gravemente herida en tu ausencia.- La muchacha soltó el carro de golpe, por poco, no se cayeron las cosas. -Ayer en la mañana, no ingreso al local, cosa que me preocupo, pero, fui a su casa, y la encontré tendida en el piso, con un gran corte en el pecho.

¿Será que...? No, Michikatsu no sería capaz de matar a alguien, pero, ante las palabras de Tanjiro, las dudas se iban, y el miedo de imaginar al hombre asesinando a su jefa, era horripilante.

-¿Hay que salir a buscar medicinas? Puedo volver al Distrito Rojo y- El la tomo de los hombros, cortando a Aime.

Los ojos de Kyosuke no mostraban esperanzas, estaban apagados, rojos y con bolsas oscuras debajo de estos, demostrando lo cansado que estaba.

Si debía de serse sincera, no sé sentía del todo mal. Si, sonaba cruel, pero, ¿Quién se siente mal cuando tú maltratador está herido, o al borde de la muerte? Nadie, o eso pensó ella, porque Kyosuke pareció leerle la mente.
Su mirada triste cambio drásticamente a una dura y furiosa.

-Me imagino que, tu no tendrás nada que ver, ¿Verdad?- Más claro que el agua no podía estar.

Kyosuke estaba definitivamente, mal de la cabeza.

-¿Que dices, Kyosuke-Kun? ¿Cómo voy a tener algo que ver si anduve a kilómetros de aquí?- Ahora si quería alejarse de el. Estaba totalmente mal de la cabeza.

-No se, dime tú, tan mal no te veo.- Con tal de hacerla sentir mal de verdad, escupía semejantes cosas.

-Tienes razón, he reaccionado mal, deja que piense en algo verdaderamente mal para que llore.

Las palabras de Aime lograron sorprender al muchacho, sentía que aquello no podría venir de ella, la supuesta "verdadera" Aime lloraría.

Que tonto era, pobre chico.

La chica de cabellos trenzado, se marchó al local de trabajo, para dejar las cosas en el depósito y marcharse a su casa, estaba cansada, y no andaba con ánimos par aguantar palabras tontas de su agradable compañero.

...

El silencio y la oscuridad reinaron el lugar, incluso el olor a encierro, supuso que así estaria, una o dos semanas cerrado. De todas formas, vendría a limpiar, era lo menos que podía hacer mientras su superior estaba en reposo.

Hablando de Mai, no pudo evitar cuestionarse si Michikatsu fue quien la hirió, quizás era algún tipo de demonio justiciero, pero, ante esa estupidez, dudo mucho.

Ningún demonio era bueno, según sabe.

Soltó el aire en sus pulmones y dejo todo en el lugar que correspondía, incluso la carreta; ya limpia y cubierta con la sábana, se retiró de allí, escondiendo el Kimono en su ropa.

"Que día, que día", pensó ella, ¿Cómo lidiaría con el hombre ahora?

Cerró todo y volvió a la casa, en sumo silencio, e ignorando las miradas, específicamente la de Kyosuke, quien estaba a punto de armar un griterío de novela.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Where stories live. Discover now