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Walton II miró con pesar como su esposa abrazaba con fuerza aquella frazada que solo fue usada una vez, ambos podían ocultar ante todos el dolor que tenían, pero cada año... en este día en especifico ambos se encerraban en esa habitación recordando a aquella bebé que solo pudieron ver poco tiempo.

Seis años... seis años desde que su adorada hija había desaparecido.

— Adina... — la mencionada lo miró con los ojos cristalizados — ella está bien...

— Ella está lejos — abrazó con mas fuerza aquel trapo — Ella no está con nosotros, ella se tuvo que ir —derramó unas lagrimas — sus primeros pasos... sus primeras palabras... ¡No estuvimos con ella! — sollozó.

El mayor miró con dolor a su esposa, se acercó y la abrazó con fuerza permitiendo que ella llorara en su pecho, ambos compartían ese horrible dolor que los atormentaban todos los días.

— Mi niña... — una lagrima traicionera bajó por la mejilla del rey tras escuchar la voz llena de tristeza y pesar de su reina.

— Algún día ella estará aquí — aseguró Walton dándole un beso en la cabeza.

— Quiero ser yo la primera a la que vea, quiero decirle cuanto la amo y la extrañé, quiero disfrutar todo el tiempo posible con ella, con mi hija amada...

— Yo quiero darle la corona que le hice, una corona que solo ella puede usar, una que solo reaccionará con ella y sus descendientes, una que le hice con todo el amor que no le he podido entregar — sonrió imaginándose en una celebración de coronación haciendo entrega de esa reliquia, esperaba con ansias aquel día.

Tristemente ninguno pudo cumplir aquel anhelo, ella no puedo decirle a su hija cuanto la amaba... y él no pudo entregar esa corona a su legitima dueña.

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Actualmente...

Los nervios y la emoción se podían sentir en aquel salón, muchos de los invitados miraban las puertas del lugar en la espera de que apareciera la mujer que por dos décadas estuvo perdida.

La reina Christa fue quien entró en esos momentos, ocasionando cierta decepción en los presentes, mas sonrieron y reverenciaron ante la gobernante de aquel reino, esta miró la multitud y siguió su camino a un lado de su esposo, el cual se encontraba al frente de todos.

Allí pudo apreciar la corona de la cual pronto la hermana del rey sería dueña, la confusión pronto se hizo ver en sus ojos, pues aquella no era la corona que las princesas del reino solían usar.

— Esta no es... — la mirada del mayor la hizo callar, pero aún así miró confundida la joya, miró las gemas y sus ojos se iluminaron de asombro, eran piedras especiales que solo habían en Occidente.

Dejó de lado aquello y miró a su esposo, sabía que se estaba esforzando mucho por ese día tan especial, allí recabó en algo, la ropa que su marido portaba era de color azul almirante con negro, mientras el de ella era de un azul eléctrico, normalmente en eventos usaban vestimenta combinada.

Sin decir nada se acomodó para mirar a las puertas, lugar donde en menos de cinco minutos Amira aparecería para finalmente ser nombrada como princesa.

Christa aun tenía ciertas dudas, pues la idea de que en algún momento su pueblo llevara una decepción referente a una falsa princesa, confiaba en que su esposo y cuñado supieran asegurar el lazo sanguíneo que había, por lo tanto no sería ella quien arruinara nada, la decisión estaba tomada, por ello esa ceremonia.

Walton miró con ansias las puertas para después sentir como si las cosas se distorsionaran, sintió como su cuerpo pronto se caería por lo que afirmó el agarre que tenía hacía un bastón lujoso que su esposa le había brindado para que fuera de apoyo.

Lost princess » [Sovieshu]Where stories live. Discover now