Capítulo 11

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Varios minutos antes...

En el momento en el que cortó la llamada con Natsu al avisarle sobre el movimiento de ese maldito gordo que los estaba siguiendo, entró corriendo rápido al edificio de la escuela, luego de haber salido por unos segundos para tomar aire fresco de los amplios jardines que otorgaba la facultad. Tenía la ligera suerte de que no hubieran alumnos presentes por los pasillos, sino hubiera empujado o golpeado a alguien con la desesperación con la que corría, llegando a resbalarse en alguna que otra ocasión culpando a sus tenis de planta plana. 

Al llegar a la oficina de los profesores, en donde anteriormente estaban reunidas  hablando con su profesor sobre un proyecto que tenían pendiente por entregar. Abrió la puerta de un portazo, espantando a los dos únicos presentes en ese momento, su espanto cambió a sorpresa y confusión al verla tan agitada, desesperada y preocupada.

-Tenemos que irnos Bisca- apresuró a decir Kana, pasando de largo al profesor, tomando su mochila que había dejado recargada sobre una silla giratoria.

Con la angustia recorriendo su ser al ver tan desesperada a su amiga, se levantó de la silla en la que se encontraba -¿Qué...? ¿Por qué? ¿Qué pasa?- tan rápido como lanzo las preguntas Bisca, atrapó sorpresivamente la mochila que se le fue lanzada por la morena.

-En el camino te explico, hay que irnos- tomó con un poco de fuerza la muñeca de su amiga de cabellos verdes. Y sin despedirse del profesor que seguía estático tratando de procesar lo recién ocurrido, salieron prontamente de la sala.

Transitando de la misma forma en la que Kana recorrió los pasillos para llegar hasta donde su amiga, corrieron hacía la dirección donde se hallaba el estacionamiento, Kana estaba agradeciendo en el interior a su profesor de haberlas llamado ese preciso día de Domingo, de no haberlo hecho, en ese exacto instante estarían acorraladas entre tanto vehículo queriendo partir del instituto. En el minuto que estuvieron sobre el automóvil arrancaron con apresuramiento derrapando alguna que otra vez.

-¿Ya me dirás qué carajo está pasando?- con desesperación y sus manos temblorosas. Bisca trataba de colocarse el cinturón de seguridad, temiendo por la velocidad a la que iba su amiga.

-Llamó Natsu, fue atacado por los hombres de Motoki en su trabajo- teniendo una mano sobre el volante, Kana con dificultad trataba de colocarse el cinturón. Bisca la miró con angustia y miedo -Él pasará por las cosas necesarias, tenemos que alejarnos lo más posible de la región-.

Sumergida en la angustia y medio, Bisca se mantenía en completo silencio, con la mirada perdida, hasta que su amiga dio una vuelta en una curva, obligándola a sujetarse con fuerza del soporte de la puerta. Estacionándose enfrente de una tienda de abarrotes.

-¿Pero a donde iremos? Yo no conozco otro lugar donde quedarnos- el auto se quedó en silencio, tras la pregunta de la de cabellos verdes. Estaba en lo cierto, no tenían otro lugar a donde ni conocidos a quien acudir, o quizás si.

En la expresión de la morena, se le veía la duda, la irritación y la desconfianza, golpeaba con uno de sus dedos el volante del automóvil repetidas veces. Sin verse con demasiadas opciones, gritó enojada, derrotada y desesperada, dejando caer su frente contra el volante.

-Odio decir esto pero...- murmuraba molesta Kana, pero lo suficientemente audible para su amiga de cabellos verdes, frotando su frente sobre el claxon, hasta alzar la mirada -Podemos contactar a mi viejo, vive en los límites de Tokio, él podría ayudarnos-.

Natsu Dragneel-Kun 2Where stories live. Discover now