IX. Decisión.

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❝ Decepcióname despacio❞


A medida pasaban los días Aemond descubrió que la mascota que tenía en casa no tenía rastro de Lucerys.

La primera noche lo amarro para que no escapara con la pata de la cama. Pero este niño no hizo nada por escapar. Tenía una mirada sosa y en cambio se acostó en el piso, encorvado protegiéndose así mismo. El lazo causaba escozor en su cuello, y una marca sobre la marca de la mordida, pero ni la incomodidad lo hizo estar renuente.

Posteriormente lo estaba molestando dándole harapos para que vistiera, pero Luke tampoco se molestó. Porto la ropa y pese a que tenía siempre frío no se quejó. Era un animal silencioso.

Probó luego pulverizando su orgullo, recuerda que Luke siempre fue un mocoso impetuoso. Capaz de sacarle un ojo a tan corta edad sólo porque iba a robar un huevo de dragón de su mamá.

Así que esa naturaleza inquieta fue retada cuando tomó las sobras de su comida. Un trozo de carne helada y la tiró al piso. Pero la reacción que obtuvo no fue la esperada. Luke había estado comiendo, royendo puros huesos, ahora que hay carne, ¿qué le importa que estuviera sucia al caer en el suelo? ¿Qué importa que sean las sobras de otro? Si su estómago se llenaba o no. Era lo único para preocuparse.

Contento recogió y comió su carne. Aemond estaba bastante decepcionado con todas estas reacciones. Era como lo había anticipado. Su víctima era estúpida hasta el cansancio por lo que a menos que lo mate a golpes, no entenderá siquiera los sentimientos complejos que hay en su pecho. Considera que ni siquiera de esa forma podrá comprenderlo.

Todo la rabia contenida de Aemond. La ansiedad desmedida que ha experimentado, el odio que ha creado raíces en su pecho y lo ha dejado enfermo. Todo hoy en día carece de valor, se necesita un adversario para saldar cuentas, y Luke ya no es un digno oponente.

En medio de esa locura no había a quien odiar. Porqué Luke se ha vuelto suave y demasiado tonto para entender sentimientos complicados como la venganza.

Los días pasan, la estación cambia. La loca idea de preñar a Luke y usarlo como moneda de cambio era algo que seguía en mente. Pero había asco y repulsión por follarse al niño. Era como hacerlo como un animal. Viéndolo de cerca su rostro que siempre fue atractivo, se ha vuelto demacrado y sucio. Peor que un vagabundo.

Una tarde de mal humor tironeo a Luke hasta el río. Esa cosa debía bañarse antes Ahí lo tiro de una patada.

No es muy profundo pero el niño estaba asustado. Terriblemente asustado. Chapoteando como una rana.

Aemond sintió placer en medio de ese retorcido acto. Comprobó que entre más tonto y desesperado se ve ese niño. Es un poco más interesante. Debido a esto, tomo el gusto de en lo que se recupera jugar con él. O más bien intimidarlo.

Por ejemplo, luego de bañarlo, mando al doctor a que le comprara un disfraz de rey. En medio de una capa vulgar y una corona por baratija, Luke se arrastraba en el piso. Y de vez en cuando gruñia sofocado por el calor de la pesada capa en su espalda.

Aemond esta divertido con la imagen de un rey sin una pierna y que se arrastra por el piso.

Pero siendo sincero había también una incomodidad creciendo en él. Siempre había tenido una opinión intachable de sí mismo. No era una puta ebria como Aegon.

Y no era como su madre vendiendo sus principios solo por asegurar para su casa la corona. Sabia lo que quería, pero iba a llegar a eso por trabajo y méritos propios. No quiere deberle cara a nadie.

Hate me..Where stories live. Discover now