Hate me..

XIII. Vida y Muerte.

 𝐸𝓁 𝓇𝑒𝓃𝒸𝑜𝓇 𝓃𝑜 𝒸𝒶𝓂𝒾𝓃𝒶 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓂𝒶𝓃𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝒾𝓃𝒹𝒾𝒻𝑒𝓇𝑒𝓃𝒸𝒾𝒶.

Haber asesinado a su padre no lo hacia feliz. No era una victoria de la que presumir. De nuevo estaba perdiendo. Ha luchado hasta el cansancio por un poco de su aprobación e incluso hasta el final no lo logró. Hay un mal sabor en todo esto. Un sentimiento de soledad que se ha vuelto crónico. Poco a poco se esta volviendo loco y el mundo le es más desconocido. La muerte era algo alcance de su mano. Es la primera vez que lo ha hecho. Tan fácil. ¿Por qué no lo hizo antes?

Extrañamente no existe la felicidad ansiada, por el contrario solo una sensación de perdida. Se abraza al fuerte dragón que siempre le acompaña. Este parece entender sus preocupaciones y lo esconde bajo su ala. Si desaparecer fuera tan fácil como esconderse en el hueco de su amigo, Aegon seria feliz. Si pudiera cerrar los ojos y su mente no jugarle malas pasadas podría estar bien en el silencio. Pero entre menos ruido hay todo parece más vivido.

Su padre ha muerto por su voluntad, su madre también se fue y aunque estuviera no moviera un dedo por protegerlo. Existe total certeza de eso. Pero, ¿y los demás? Los demás son terceros de esta comedia trágica en la que se ha vuelto su vida. No hay nada bajo su control. Ni siquiera pudo decidir no tener ese bebé que esta creciendo en su vientre. Este embarazo drena sus fuerzas y poco ánimo. Alguien que no quiere vivir, mucho menos tiene fuerzas para dar esperanza a las nuevas generaciones.

Meses antes su vista no se apartaba de la espada de Jace secretamente imaginaba como la tomaba y apuñalaba su vientre con el hijo de ese bastardo. Se sentía liberador. De pronto el dolor pasaría a segundo plano. Jace al notar la enfermiza mirada de su esposo y como este ya no se tomaba la molestia de siquiera pelear con él. Evitó que le dejaran espadas o dagas en la habitación, Aegon no lo decía a viva voz, pero Jace sentía por medio del vinculo la poca estabilidad mental con la que contaba. Luego de la boda ni siquiera existe deseo de salir fuera del palacio si lo hace Aegon teme no tener suficiente fuerza para enfrentarse con las malas lenguas debido a lo expuesto en la noche de bodas.

Él es un monstruo y ahora todos lo saben. Los ojos se clavan en él y a sus espaldas crecen muchos rumores.

Pero esta manera de vivir es lo que quedaba. Y extrañamente aunque se repetía que deseaba morir, hacerlo justo ahora parecía que era solo rendirse y no obtener venganza. Y necesita eso, venganza. Estaba tan ansioso y molesto con todos.

Sentía una extraña perdida, le habían fallado todos, su padre, su madre, los conocidos y ahora era el juguete de su sobrino. Pero sobre todo sentía que se estaba fallando así mismo. Probablemente eran las consecuencias del embarazo, pero había una desesperanza que cada día se agudizaba más. Era un extraño en su propio cuerpo. Y ahora no había bebida que le hiciera olvidar esta sensación.

Su estómago crecía mientras la soledad le hacia caer mas fuerte en la depresión. No era capaz siquiera de seguir estableciendo contacto con su inútil hermano. Existía demasiado terror clavado en sus huesos de darse cuenta que el día que llegara su venganza no encontraría un poco de paz.

En el fondo también sabe que el día que Jace muera él también se irá a la tumba. Cree que parte de que soporte ese embarazó es debido a las fuertes feromonas del otro, estas le sirven como droga y cuando dejen de embriagarlo el dolor será una locura. Su cuerpo está enfermo y escucho a muchos médicos aconsejar al rey interrumpir el embarazo. Aegon lo sabe, no puede con la carga extra de una nueva vida. Su piel esta tan quemada que las heridas que no han sanado se volverán abrir en su costado a medida su barriga crezca. Los órganos dáñanos que serán aplastados por el bebé en su barriga pueden dejar de funcionar..., todo el panorama es desolador, pero Jace parece que quiere llevarle a la tumba por medio de ese embarazo. De todas formas es una salida simple, nadie iba a culparlo y en cambio si la madre muere al dar a luz es solo culpa de ella.