(Escondido)

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Ligeramente más optimista que el día anterior, Lauren despertó aquella mañana más tranquila sobre su presencia en aquella mansión, que en los otros días. En el caso de Karila, todavía se acordaba de verla la noche anterior al llegar tan cansada de una expedición de día completo en El Cairo, estaban planeando mucho en tan poco tiempo, además de enfocarse completamente en las búsquedas, aún así, había prohibido la visita a la Ciudad de los muertos que un peligro tentador esa mañana.

Íntimamente asumió que no estaba tan eufórica para aquel paseo inadecuado, sabía que era otro nivel de peligro ya presenciado y que iban para aquello por voluntad y elecciones propias, nada más allá de eso. Si algo malo ocurría, era responsabilidad de ellos mismos por arriesgarse a entrar en el peligro.

Usualmente alineada y debidamente de piel cubierta, pantalón social, vestido blusa de seda hasta los codos y tenis bajos de manera más despojada, la historiadora bajó para el desayuno con sus amigos, Karila advirtió que no iba a acompañarlos aquella mañana, y, pareció recaer en ella una ola tranquilizante. Confesaba que tenía una nueva fascinación para descubrir el rostro de la mujer, pero también se estresaba cuando estaban en el mismo ambiente porque era demasiado frustrante para su curiosidad ser tan incontrolada a punto de influenciar sus acciones.

- ¿Vamos a reunirnos un poco más tarde para continuar con nuestras traducciones? – Le preguntó Ursel en voz baja, con sus ojos esmeraldas reflejándose a través de las lentes de sus gafas tan inseparables.

- Claro, sólo para tener un poco de tiempo después del desayuno y continuaremos nuestro pequeño viaje a desentrañar el poder de la propietaria de esta mansión, después del almuerzo comenzamos a prepararnos para la ciudad de los muertos . - La manera que Ursel respondió hizo que Lauren esbozara una leve sonrisa de canto. Volvió su atención a la taza de café y sus pequeñas tostadas, teniendo un pliegue en la frente y ojos concentrados en su café mientras sus compañeros de trabajo hablaban animadamente a su alrededor sobre lo que esperaban de aquella visita y las cosas restringidas en esta.

Lauren Jauregui se acercaba a los 29 años, irónicamente era muy diferente de ser una mujer divertida y enturbiada todo el tiempo, pero las cosas se salieron del control cuando piso Egipto y se vio
en medio de una comedia fúnebre. Los rasgos de envejecimiento eran pequeños y casi imperceptibles, pero ya le estampaba las ojeras en el rostro, tenía una pequeña cicatriz en la barbilla, casi no notable si no levanta el rostro, logró eso divirtiéndose cuando era pequeña, marca que llevaba para siempre, al final no era del todo mala, le daba una pizca madura de encanto, los labios ligeramente carnosos presionados eran siempre tan cerrados como si se prohibiera hablar sobre locuras, de ninguna manera. El aire intelectual también aspiraba a quien le prestaba atención a una postura que exponía de sí algún detalle casi arrogante, soberbio, pero en el fondo era tan tranquila y atenta como la mayoría de sus amigos historiadores.

No tenía en sí la postura majestuosa de Karila, principalmente porque no era de alguna familia real, pero en sí cuando se equilibraba y se concentraba, podía ser digna de una, tanto en como hablaba con la propiedad de lo que sabía, como en la manera en que siempre se vestía con la elegancia por hábito y no por ser forzada a hacerlo por estar lejos de su país.
Entre todos los detalles, aquel era de lejos el más tranquilo a ser tratado: Sus ropas.

No era sacrifico ningún ser elegante para aquella mujer.

Salió de sus pensamientos que le traían cierta perturbación, ella sintió la mirada de Gold.

- ¿Consiguió dormir bien la noche pasada? Me sentía tan extraño. - Él le comentó ofreciéndole frutas. Lauren negó, pensativa sobre cómo se podía dormir bien, era incluso irónico.

Hidden (Camren)Where stories live. Discover now