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Narrador POV

Los ojos castaños se perdían en el cielo estrellado aquella noche en El Cairo, las puertas de su terraza estaban entreabiertas sólo porque quería sentir la brisa fría soplando su cuerpo tras el baño.

Sentada en una silla cómoda frente a las
puertas grandes, con su cabello lacio cayendo sobre sus hombros y completamente perdida en sus pensamientos, estaba Karila en un silencio pétreo.

En sus manos sostenía la fotografía de su ex marido y la alianza estaba sobre uno de sus muslos desnudos por el baby-doll corto. Miró de un lado al otro ambos detalles que la alejaba de la realidad y que la hacía sentir desplazada.

- Dame la sabiduría, Habib*. – Le susurró a la imagen en su mano, se centró desesperadamente. Pedía la omnipresencia de su marido ya que no estaba físicamente, podía incluso dudar de lo que hablaba si pensaba con mucho ahínco en lo que pasaba dentro de ella.

No le gustaba el sabor al sentir la ausencia de razón en sus labios.

Aquella noche no quiso salir de su cuarto para cenar, ya había hecho demasiado... Salió de Riad, Arabia Saudita temprano enfrentándose al vuelo y el cansancio que eso conllevaba hasta sentirse tan desviada de su propia lucidez al llegar a El Cairo y lidiar con la sensación extraña que la hacía dudar de si misma, ya que empezaba a creer que le atraía.

Dos toques en la puerta, y la exaltación de la princesa después, fue suficiente para mirar por encima de su hombro en confusión, el corazón le golpeaba ligeramente con desesperación hasta que recordó que había llamado a Normani tener una conversación esa noche y su cuerpo se relajó inmediatamente al escuchar a la morena tocar su puerta con tranquilidad.

- Pasa. – Habló en voz baja.

Las puertas se desbloquearon y la morena entró en el ambiente con sus pisadas silenciosas, libró su rostro del pañuelo y el hijab y se acercó al sillón, mirando hacia la puerta de la terraza entreabierta.

- ¿Se siente bien alteza? -Preguntó a una Karila desatenta.

- ¿Qué? - La princesa preguntó confundida, sus ojos vieron a Normani. Karila se movió torpemente por lo que se trasladó a otra silla para que la morena se sentara a su lado, sus ojos pararon en la foto que estaba en las manos de la mujer poderosa que dentro de ella temía que tendría las recaídas de su conciencia.

- Solo quiero saber si se siente bien – Repitió mirando a Karila que asintió con sus largas pestañas parpadeando lentamente.

- Sí... Sólo lo he echado de menos hoy en día, nada serio. - Habló desviando la mirada. Normani asintió, observándola jugar con la alianza una y otra vez colocándola sobre sus piernas. La mujer volvió a mirar hacia adelante, dándole a Karila más privacidad lejos de su mirada rigurosa.

- Toma vino conmigo, creo que es un poco necesario. - La princesa pidió.

- Claro, un segundo. - Normani habló levantándose del sillón y recorriendo el inmenso cuarto de Karila, acercándose a los estantes que contenían no sólo vino, más otros destilados sofisticados que formaban parte de una colección íntima. Capturó dos copas y se volvió hacia donde estaba anteriormente, tirando una de las mesitas de té al canto para colocarla cerca de ellas.

Karila observaba sus movimientos con interés.

¿Recuerdas cuando hablabamos todas las noches cuando mis padres ya no estaban vivos? - Karila le preguntó en voz baja, con sus ojos marrones en el rostro de Normani que no contenía la sonrisa que llegó a los labios correspondientes a la princesa.

Hidden (Camren)Where stories live. Discover now