Chapter fourteen

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MI FELICIDAD

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MI FELICIDAD












Las tardes continuaron siendo una parte de la rutina diaria de Stephen y James, preferían estar en privado antes que demostrarse públicamente que se amaban, no se avergonzaban del otro o algo similar. pero sentían que si estaban rodeados de más personas les iban a intentar quitar todo lo bueno que tenían.

— Entonces, ¿tú tía Mazikeen quiere que la conozca en navidad? — preguntó James después de escuchar a Stephen.

Stephen le contó sobre cómo su tía le insistió en que llevara a James a casa durante todo el verano e incluso le propuso que fueran a Los Ángeles para conocerla y tal vez tener su primer viaje en pareja.

— A mi tía no le agrada el romance — dijo Stephen cerrando su libro de Historia de la Magia. — Pero le agrada que nosotros seamos felices, somos la única familia que tiene además de mi padre.

Stephen recargó su cabeza sobre el estómago de James quien estaba recostado en el sofá dejando al Slytherin en el piso.

— Mi padre ha preguntado por qué no pasaste más tiempo con nosotros en verano — dijo James jugando con la snitch dorada de su mano. — Pensó que te habíamos espantado con tantas fotografías.

— No, al contrario me ha encantado pasar tiempo con tu familia — negó Stephen recordando cómo Euphemia sacó los álbumes de fotografías de James. — Incluso le dire a tu madre que le regale una copia de la foto donde estas jugando con mariposas.

James sonrió al escucharlo, su madre adoraba esa fotografía. — Ella le encantará, te aseguro que le darás un pretexto para enmarcar esa fotografía.

El de gafas, se agachó para dejar un beso en los labios de su pareja, Stephen sentía esa sensación de cosquilleo en el estómago cada que sus labios se tocaban con los de James. Era casi como tocar las nubes.

— Tenemos que hacer el trabajo de Astronomía— se quejó Stephen cuando separaron sus labios. — No voy a estar a última hora para entregarlo.

— Oh vamos, mi novio es el chico que le gusta entregar sus cosas a tiempo — se quejó James haciendo pucheros.

Stephen dejó un rápido beso en el puchero del azabache.

— Y mi novio es el chico que hace la tarea a ultimo minuto.

Stephen se volteó para continuar con su tarea. El gryffindor tomó esa acción para detenerlo, se levantó del sofá para lanzarse al rubio logrando que ambos cayeran al piso.

— Vamos James suéltame o voy a morder tu oreja. — se quejó Stephen. — Quiero hacer mi tarea.

— Y yo quiero pasar tiempo con mi novio — se quejo James.

Stephen rodó los ojos soltando un suspiro para retirar un mechón de su cabello. — Eres insoportable

— Eres muy quejumbroso — respondió James siguiéndole el juego.

Stephen abrió su boca ofendido ante aquellas palabras. — Y tú ¿que eres?

James se inclinó un poco más, tocando su pecho con el de Stephen, sus narices rosándose y sus labios a distancia. — El amor de tu vida.

Stephen atrapó los labios de James en un beso. Eran dos almas que se encontraron en el momento indicado, pero tal vez no era la vida correcta.

James dejó que Stephen hiciera su tarea, sacando también su libro de pociones para hacer la suya, cada cierto tiempo compartían miradas cargadas de complicidad.

Estando juntos y en la tranquilidad de la Sala de Menesteres, Stephen supo que esa era la vida que quería, quería compartir cada día de su vida al lado del chico que amaba.

Al llegar la tarde, los dos recogieron sus cosas para ir a la cena, entraron juntos riéndose de algún chiste que el merodeador había dicho, se despidieron cada uno marchándose a sus respectivas mesas.

Thea le sonrió a Stephen al ver que llegaba junto a James, para ellos no era sorpresa verlo juntos.

— Estas más feliz que otros días — dijo Tyler antes de dar un bocado a las papas.

— La felicidad es algo que nos hemos estado privando desde que la guerra comenzó, y no deberíamos tener las caras de los adultos — murmuro Stephen de manera seria. — Aún somos uno chicos, podemos pensar en cosas de adultos al graduarnos.

Sus hermanos le dieron la razón, eran tan sólo unos adolescentes que se estaban atormentando con cosas de adultos, si al salir tendrían que enfrentarse a la crueldad que era la guerra Mágica, pero en las paredes de aquel castillo estaban seguros.

O al menos eso es lo que querían pensar.  

PROMISE; James PotterWhere stories live. Discover now