✧quince; la llamada

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Leigh-Anne ya había perdido la cuenta de la cantidad de horas que llevaba atada, sus muñecas ya dolían debido a los amarres

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Leigh-Anne ya había perdido la cuenta de la cantidad de horas que llevaba atada, sus muñecas ya dolían debido a los amarres. Agradecía el hecho de que Sol le hubiera llevado un poco de agua, ya que si no fuera por eso su garganta estaría seca.

Temía por lo que sea que Aidan pudiera llegar a hacerle. Ya había pasado lo que para ella habían sido horas desde su secuestro y lo único que aquel sujeto le había hecho era ponerle aquel vestido negro. Para su desgracia conocía lo suficiente a Aidan como para saber que la pasaría muy mal una vez que se decidiera a entrar de nueva cuenta a aquella habitación.

¿Qué planeaba hacerle? ¿Acaso la asesinaría? ¿O la torturaría primero por hacerlo perder todas aquellas cosas que tanto valoraba en su vida? ¿Ryan seguiría con vida?

Esas preguntas y algunas otras daban vueltas por la cabeza de Leigh. Tenía unas enormes ganas de llorar, pero se negaba a hacerlo, no quería mostrar ningún signo de debilidad ante Aidan o quien sea que fuera su socio. Debía controlarse por más complicado que pareciera.

En la soledad de aquella habitación pensó en muchas cosas. Una de ellas fueron los meses después de saber que había perdido a su bebé y como en todo momento trataba de alejarse de Aidan, sabía que estar cerca de él la podría hacerla perder el control y eso pondría en riesgo su misión encubierta.

Leigh creyó que solo había una persona a quien ella podría odiar en su vida y ese era Thomas Cox, el asesino de su hermano. Sin embargo una ola de sentimientos negativos aparecieron en el instante en donde supo que por culpa de las acciones de Aidan, ella había perdido a su bebé.

— Buenas noches preciosa— se escuchó la voz de Aidan entrando al cuarto— ¿Cómo te encuentras? ¿Estás cómoda? ¿Quieres algo?

— Eres un imbécil— dijo Leigh con asco— ¿Qué demonios quieres? ¿Dónde está Ryan?

— No estás en posición de hacer ninguna clase de pregunta, así que ni te esfuerces porque solo gastarás saliva. Mejor vamos a conversar un rato para recordar el pasado— se burló Aidan colocando un banquito frente a la silla donde Leigh estaba sentada— Saoirse O'Connell... que vueltas da la vida, tiempo atrás eras tú la que decidía si la gente vivía o moría, ahora aquí estás, completamente a mi merced

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 || s.reidWhere stories live. Discover now