Capítulo 25|conociendo España.

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El calor poco soportable que estamos experimentando me provoca náuseas, para suerte nuestra, llegamos en uno de los días más calurosos en España. El coche que nos transporta hacia Asturias lleva la calefacción al máximo, no obstante, no se siente más que un aire casi asfixiante. Ni siquiera logro juntar ánimos de reírme de Rainer que transpira tal cual un chico en  maratón.

—Maldita mujer que no nos advirtió que debíamos venir desnudos. — comenta, sonrío, todo su rostro está tupido de un tono carmesí.

—¿Es un letrero de tienda de comestibles? — chillo señalando dicho descubrimiento.

¡Por fin, agua!

¡Gracias, señor Jesús!

—Está cerrado. — espeta burlesco.

Rainer se terminó nuestra dotación de dos botellas de medio litro de agua, por ello está fresco en ese aspecto.

—Tranquila, según el mapa el pueblo queda a cinco minutos. — me hundo sobre el asiento. — de hecho, hay un letrero de "bienvenidos"

Me levanto de inmediato, no es falacia.

"Bienvenidos a Oviedo, Capital de Asturias"

Lo puedo leer incluso sin lentillas de contacto.

De inmediato la ciudad hace acto de aparición y siento que por fin puedo respirar, ya podré darme una buena ducha y cambiar mi ropa de aeropuerto por algo más fresco.
Rainer sigue conduciendo hasta que el punto que marcó en el Gps del auto nos dice que llegamos a nuestro destino. No fueron cinco minutos, pero al menos ya estamos aquí.

¡No es cierto!

«Villa Termal Le vide»

Un hombre sale a ayudarnos con las maletas mientras el valet se lleva nuestro auto para aparcarlo. Paso mi brazo sobre el de Rainer que se ha unido a su cadera, así entramos a hacer el chequeo para que nos entreguen nuestra Suite.

—Las caldas les desea una grata bienvenida, señor y señora...

—Blanchart. — Presenta Rainer en un intento de cordialidad.

¿Mi apellido?

¿Qué hay del suyo?

—Perfecto, su reservación fue exitosa. En un momento les entregaré las tarjetas. — chistea alegre, debo suponer que es porque se lo exigen en el trabajo y no porque lo sea realmente, dicha suposición fue hecha por mi al ver apenas cruzó el umbral de la puerta de empleados, rodó los ojos.

Subo el mentón buscando una respuesta a la situación de mi apellido, Rainer me ignora y prosigue viendo la arquitectura de la recepción..

—¿Blanchart? ¿Enserio? — Rueda los ojos, su manzana de adán sube un poco lo que me parece un poco sexy desde abajo.

—No quiero que alguien reconozca mi apellido. En España, Regan es desesperadamente conocido y decir mi apellido sería una situación de auto suicidio. — coloca su antebrazo sobre mi cabeza.

—¿Así que tu imperio es América y el de tu hermano es Europa? — Gruñe levemente.

—Cada quien tiene su territorio, el de Rowan es parte de Asia y el de Rina es Francia e Italia.

—¿Qué hay de Ruel?— Me alejo de él, no me gusta cuando excluye a el único de sus hermanos que vale la pena, sin ofender a Rowan.

—Eligió Inglaterra, si quiere hacer negocios ahí ese territorio queda a su disposición.

—¿Entonces tú no puedes poner una compañía aquí? — Contrae su mandíbula, creo que está empezando a perder la paciencia.

—Si puedo, pero eso no evita que se me robe el mérito, pues mi apellido no es famoso por mí, sino por mis hermanos. Fue una estrategia para brillar por nosotros solos, aunque también tenemos negocios juntos, hay restaurantes, tiendas de comestibles y un par de cosas más en los que todos somos socios.

Sin sentimientos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora