Capítulo 36|tragedia Y Más Tragedia.

1.5K 63 8
                                    

Los días han pasado y con ello el dolor que me golpea el pecho como feroces dagas atravesando entre él. Los párpados me pesan al intentar mantener mis ojos abiertos. Solo han sido cinco días, o uno, no tengo noción de lo que sucede a mi alrededor y yo sigo sin poder continuar. Levanto mi mano levemente con dolor, pues vino una enfermera hace un par de horas a colocarme una intravenosa con medicamento que los médicos me recetaron.             

Después de la boda, todo se volvió un caos, Myrthe sufrió un colapso causado por las enfermedades que se conjuntaron, ya no había nada que hacer, así que simplemente su corazón decidió dejar de latir. Para cuando Rainer me habló, su cuerpo aún tenía su calor característico, por lo que sin importar que el vestido se arruinara, la abrace por una última vez.

¿Cómo se puede vivir sin saber que las personas ya no están en tu vida?

Myrthe no solo era mi amiga, era mi mentora, mi madre, mi hermana, todo lo que jamás tuve y que la vida me arrebató. Ella era mi vida entera.

Para mi cerebro, procesar que en donde se estaba celebrando una boda que horas después ya era un funeral, no le asentó bien, por lo que me desmayé hasta antes de llevarla al cementerio. Ella así siempre lo quiso, así que solo cumplí su mera voluntad.

La puerta de la habitación se abre, el cuerpo voluptuoso y lleno de sudoración de Rainer, avanza hasta quedar al frente de la gigantesca cama tamaño california King, que es todavía más amplia que la que en promedio es la más grande. Mis ojos caen hasta su dedo, pues no se ha deshecho de la argolla de matrimonio.

—Iré a trabajar hasta el medio día. — Intenta obtener mi atención. — Por la tarde saldremos a cenar con Becca, te hará bien salir un poco.

Niego inmediatamente.

—Prefiero quedarme en donde estoy. — Hundo mi cabeza entre el afelpado edredón oscuro.

— Tal vez deba quedarme contigo un día más. — Espeta vacilante. — Tengo todo controlado, puedo ir en un par de días y...

—Ve a trabajar... — Suspiro. —necesitas salir de aquí y no quedarte con un caso perdido como lo soy ahora mismo. — Lloriqueo sin verlo, pues sigo teniendo la vista tapada con las sábanas.

—No eres un caso perdido. — Se abalanza a mi lado, no lo veo, solo siento un bulto caer a un costado. — Estás pasando por un duelo, es normal sentirse mal y 6 .

—Tengo razón y te amo, es decir, soy perfecto.

Mi corazón da un repentino vuelco, así como mi estómago se estruja al par en que algo revolotea dentro. La primera vez que lo escuché salir de su boca fue en el hospital, y aunque no lo creí del todo, me emocioné un poco, la segunda fue en el sepelio y las demás, han sido constantes.

—ve a trabajar. — Amenazo.

Su bufido me hace alzar media sonrisa.

—La chef te preparará cualquier cosa que se te apetezca, y las mujeres del servicio pueden traértelas hasta aquí. No tienes que caminar, hay una bocina que conecta hacia la cocina. — se levanta. — Si quieres ducharte pica el botón rojo, la enfermera vendrá; incluso si no quieres ir al baño, ella traerá un...

—Lo entendí. Estaré bien, Remy.

Al ser una casa de exagerado tamaño, Rainer decidió que no prescindiría de los servicios de planta, así que contrató dos chefs, un mayordomo para que se encargara de mantener a los empleados en control, y cinco sirvientas.
Por lo que eso resume mi trabajo a solo elegir qué es lo que vamos a comer, ver películas en el cine o hacer ejercicio en el gimnasio, básicamente, ser poco importante.

Sin sentimientos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora