10. Escapar

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Luisita tuvo claro lo que quería pintar después de pasar una noche entera hablando con Amelia vía WhatsApp. Se podría decir que le llegó la inspiración.

El primer día que llegó al despacho de la morena pintó toda la pared de blanco, como un lienzo enorme. La rubia se había puesto un viejo peto vaquero, se había recogido el pelo rubio y lo había cubierto con un pañuelo blanco.

Cuando Amelia la vio bromeó preguntándole si se había escapado de una granja. La rubia rodó los ojos y le dio una suave empujón que hizo reír a la morena.

Lo cierto es que la relación de amistad entre las dos había avanzado mucho y ambas conectaban mejor de lo que nadie podía imaginar.

Cuando Luisita paró un rato para descansar Amelia llevó dos cafés y se sentaron frente a la pared mientras bebían y hablaban.

La rubia contó que esa noche sus padres celebraban su aniversario con una pequeña fiesta en casa, con la familia y amigos. Luisita se lanzó a invitar a Amelia. La morena le preguntó si estaba segura y la rubia respondió que sí, que Marina también iba a estar porque ya hacía unos días que María se la había presentado a sus padres.

A la morena le hizo extrañamente ilusión acudir a esa fiesta. En especial invitada por la rubia. Amelia aceptó y le dijo a Luisita que se perdería unos minutos porque tenía que acudir a otra estúpida reunión con los socios de su padre.

La rubia le dijo que no pasaba nada, que se pasara cuando pudiera.

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Luisita se puso guapa con un vestido corto y ajustado y con el pelo rubio ligeramente ondulado. No tenía muy claro si ese alarde de elegancia era por el aniversario de sus padres o porque quería que Amelia la viera así.

Precisamente la morena tuvo un detalle especial cuando mandó un ramo de flores a casa de los Gómez con motivo de la celebración.

Manolita se quedó encantada con el regalo y Luisita más. Su madre le dijo que estaba deseando que la morena llegara para darle las gracias.

Aquel detalle tan considerado para Luisita demostraba que esa reputación de Amelia que corría por todas partes no era real. La morena era una persona encantadora y detallista.

Terminó de hablar con Rocío por WhatsApp. Su amiga no podía estar presente por un compromiso familiar fuera de la ciudad. Luisita la iba a echar de menor, pero estaba deseando ver a Amelia.

Cuando sonó el timbre Luisita saltó del sofá y corrió a la puerta con una sonrisa. Sonrisa que se borró de su cara al ver que no era Amelia la que esperaba en la puerta, sino Aitor.

La rubia trató de cerrar la puerta en las narices del chico, pero esto la paró con la mano.

- Yo que tú no haría eso. - Aitor le mostró una sonrisa socarrona.

- Lárgate de aquí o llamo a la policía. - Luisita le advirtió.

Aitor negó con la cabeza. - No vas a hacer eso.

- ¿Ah no? - Luisita apretó los dientes con enfado.

- No. Porque si lo haces les cuento a tus padres que has dejado medicina y te dedicas a pintar chorradas.

Luisita se tensó. Aitor era despreciable, pero no quería darle ese disgusto a sus padres el día de su aniversario.

Se tragó la rabia, la impotencia y las ganas de golpear al chico con un bate de baseball y lo dejó pasar.

María lo vio entrar y se plantó ante él con cara de pocos amigos. - ¿Qué coño haces aquí?

- Felicitar a tus padres, claro.

EllaWhere stories live. Discover now