HeeSeung siempre estuvo decidido a ocultar sus emociones detrás de una calida sonrisa siempre y cuando SungHoon estuviera a su lado.
O donde SungHoon tenía problemas mentales como un apego irracional a su sonrisa y le obligaba a sonreír hasta en mom...
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El segundo hijo de la bella señorita Wonyoung no fue deseado, fue más bien una sorpresa y considerado una maldición en un inicio.
SungHoon nunca había sido un hijo deseado en el embarazo y por ello el Alfa comprendía que su madre le amaba incondicionalmente. Cuando era niño habia notado que le tomaba más dificultad para aprender cosas que su hermano aprendía fácilmente, incluso que meses después Jungwon también aprendería rápidamente.
Sus emociones eran una explosión en el interior de SungHoon, lloraba fuertemente y enseguida se sentía bien, o también existía la complicidad de que se enojaba muy fácilmente cuando su hermano menor lloraba o su madre no le prestaba atención. El comportamiento de SungHoon empeoró en el jardín de niños, en su último año en una maldita obra escolar ridícula.
-SungHoon, bebé debes controlar mejor tus emociones, no te desesperes saldrá bien tu papel -le dijo su madre, revolviendo sus cabellos con cariño mientras miraba otra vez las hojas y leía el diálogo- Mira, solo debes decir "Mi hermosa princesa", vamos, iremos poco a poco.
El niño miro furioso a su madre, cruzandose de brazos molesto.
-Nada me sale bien!! Nada!!.
Wonyoung suspiro.
-Bebe debes intentarlo, eres el príncipe.
-No!!! El papel es estúpido!! Tu eres estúpida!! -grito, arrebatando de las manos de su madre el dialogo que le había dado la maestra- No seré Romeo!! Nada me sale bien!!!
La pelinegra le miro con el ceño fruncido, aparentemente enojada por el lenguaje de su hijo y el llanto de Jungwon en la planta de arriba, tuvo seguro que tal vez los gritos fuertes de SungHoon habían despertado a su hijo. No entendía a su pequeño Alfa, SungHoon había rogado a la maestra por obtener ese papel, incluso había abrazado los papeles contra su pecho de la emoción.
Sin embargo desde hace una semana que el niño parecía aturdido con la importancia de su papel, gritando fuertemente a todas horas en la casa o cuando Wonyoung le llamaba para practicar. SungHoon tenía al menos dos hojas completas por aprender, y no estaban ni a la mitad de la primera.
-Hoon, soy tu madre no puedes usar ese tono conmigo -amenazo, pellizcando el brazo del pequeño que chillo del dolor- Quiero que te calles y subas a tu habitación, mañana te ayudará tu padre.
SungHoon le gruño.
-El no es mi padre!! Es tu esposo y el padre de tu monstruo!!!.
-No vuelvas a insultar a tu hermano!!! Eres un niño y te compraras como tal!!!.
El pequeño se alejó dos pequeños pasos de su madre, su rostro se suavizó y la miro con los ojos cristalizados, su madre le había gritado, le había gritado tan fuerte que su hermano mayor se encontraba bajando las escaleras, mirando preocupado a SungHoon. Sus mejillas se sintieron calidas por la lágrimas.
