Capítulo 24

3.5K 551 234
                                    

ALEC

La cara de Isa es un poema e incluso me puedo imaginar los signos de ecuaciones flotando sobre su cabeza al tratar de procesar lo que le acabo de decir.

—Perdón, ¿tu qué? —pregunta.

—¡Alec! —vuelven a insistir desde fuera, pero esta vez se abre la puerta dejando ver a Ludovico, más conocido como número tres.

—Mira, amigo —le advierte Isa en cuanto él abre la boca para hablar—. Suelo ser una persona bastante amable y respetuosa, pero no me la pones fácil si me echas la puerta abajo cada cinco minutos.

—Lo siento, pero tienes que irte. Los chicos del escuadrón que te cuidará no son un taxi y están bastante cabreados con los cuarenta minutos de espera.

—Te aseguro que hay alguien que está a punto de cabrearse mucho más, quizá alguien que se acaba de enterar que su novio se quedará con su ex novia en una base militar así que si me das cinco minutos más te lo agradecería con todo mi corazón —hace presente la ironía.

—Si lo golpeas te doy diez —intenta bromear, pero la situación está bastante tensa—. Bien, bien... pero solo cinco minutos, luego será otra la persona que te saque de aquí y no te va a gustar.

Dicho esto cierra la puerta e Isa devuelve su mirada a mi cruzándose de brazos.

—Yo no tenía idea que estaba acá, me enteré hoy, lo juro —aclaro enseguida.

—Eres un mentiroso.

—No es mentira, no la veía hace años. Pudo haber muerto y no ni me habría enterado.

—Sabes perfectamente por qué te estoy diciendo mentiroso. Cuando nos conocimos te pregunté por tus ex novias y me dijiste que nunca habías tenido una.

Algo me debió advertir que este día llegaría. Los mentirosos siempre caen.

—Lo sé y es una de las pocas mentiras que te he dicho.

—Espera, ¿me has mentido sobre otras cosas?

Oh, mierda...

—Mira, cuando dije eso aún estaba demasiado dolido, no quería hablar sobre ella y si te confirmaba su existencia ibas a hacer preguntas que no quería ni quiero responder.

—Pudiste decir la verdad y aclararme que no te preguntara detalles como con el resto de tu vida, pero preferiste mentir.

—Lo sé y lo siento, pero fue hace años, como te dije, aún estaba muy dolido con todo el tema.

Ella suspira y cierra sus ojos. —¿Es bonita? —pregunta repentinamente—. Solo la vi con el casco.

Blanqueo los ojos. —No te voy a responder eso porque da igual. Mis ojos solo están en ti, ayer, hoy, mañana y siempre...

—¿Es tu primer novia?

—¿Por qué te haces eso? Yo no te pregunto sobre tus ex novios porque sé que me pondré celoso y no quiero hacerlo porque no está bien. El pasado es solo eso, pasado.

—La diferencia es que yo no veo a ninguno de mis ex.

—Lo dices como si tuviese opción, ¿me ves invitándole un café? Estoy obligado a estar aquí.

—¿Por qué? Quizá puedas irte conmigo...

—No puedo Isa, ya te lo dije. Soy un criminal y ellos lo saben, tienen pruebas y mis opciones son una cárcel privada o quedarme aquí a esperar.

Bastante difícil es que entienda que la única manera de protegerla a ella y a los chicos es quedándome aquí.

—¿Esperar qué?

Última Batalla de Roma | [Roma #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora