𝐁𝐒𝐃: 𝐁𝐢𝐧𝐠𝐨 𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧̃𝐨 [𝟏𝟔/𝟏𝟔]

𝟎𝟗. 𝐒𝐨 𝐒𝐦𝐚𝐥𝐥

Out of Character | Universo Alterno | Escolar

Resumen:
「 Habiendo tanta nieve, sería un desperdicio que Dazai Osamu no creara obras de arte que tomaran las características principales de las personas que conoce, sobre todo de una en particular.」

[1]
❝ So Smᥲᥣᥣ ❞
ᵐᵘᶰ̃ᵉᶜᵒˢ ᵈᵉ ᶰᶤᵉᵛᵉ

Anoche había caído la primera nevada de diciembre. Había hecho tanto frío que Dazai durmió en el kotatsu encendido. Pero hoy era un nuevo día y debía ir a clases, por mucho frío que hiciera allá afuera.

Se alistó con algo de pereza y cuando salió de casa con el abrigo puesto, el frío le hizo despertar un poco.

Caminando con las manos dentro del bolsillo, silbó por la tanta nieve que había acumulada en todos sitios. Hoy los camiones que retiraban la nieve del camino tendrían mucho por hacer. Pero habiendo tanta, era un desperdicio si no se usaba, aunque sea una sola vez. La nieve era pasajera.

Sus manos terminarían heladas, pero era algo que valía la pena.

Como un niño pequeño, Dazai hizo bolas de nieve, apiló las más pequeñas sobre las más grandes unas tres veces hasta tener tres muñecos de nieve.

Se paró frente a ellos, mirando su dedicada obra de arte, pero... pero había algo que...

—Hum... —Dazai con un ojo cerrado, se acarició la barbilla, siendo su propio crítico.

Sí, hacía falta personalizarlas. Miró a su alrededor y comenzó a juntar ramitas para los brazos, aunque antes utilizó una de ellas para colocar detalles en los rostros de sus muñecos de nieve improvisados.

Los lentes de Ango y su lunar tan particular. Dibujó el cabello del profesor Odasaku y su barba mal afeitada pero que le daba un toque despreocupado. El cabello desaliñado de Atsushi que siempre iba con el mismo peluquero. Sí, sí, así todo estaba bien ahora.

Volvió a pararse frente su creación, misma que ahora parecía tener vida.

Dazai sacudió sus manos, habiendo terminado su trabajo, pero poco después algo cruzó su mente como un rayo veloz. Cierto, faltaba algo, ¡faltaba alguien! Si no agregaba a Chuuya probablemente éste lloraría -en realidad no- al ser excluido. Sí, sí, lo añadiría, claro que sí.

Pero para hacer a Chuuya, se debía tener en cuenta algo muy importante, algo que caracterizaba al chico, algo que sin ello Chuuya no sería Chuuya.

Se agachó, hizo las bolas de nieve correspondientes y las colocó al lado de las otras tres. Después hizo los detalles y volvió a pararse en frente del muro donde había colocado sus cuatro obras maestras. Asintió varias veces mientras se acariciaba la barbilla. Ahora todo estaba perfecto, ¡perfecto!

Se sacudió las manos satisfecho. Tomó sus cosas y caminó para entrar al instituto, tarareando su canción favorita sobre suicidio doble.

Los alumnos pasaban y miraban los cuatro muñecos de nieve, había unas pequeñas risas por lo bien caracterizados que estaban, sobre todo el último.

Nakahara Chuuya venía también en camino, bostezaba un poco, ayer había dormido tarde al estar jugando en línea con sus amigos de su anterior escuela. Pasó justo al lado de los cuatro muñecos sin prestarles mucha atención, aunque se detuvo repentinamente cuando algo le pareció extraño.

Se regresó para verlos bien, uno de ellos era notablemente más pequeño que el resto. ¡Y su rostro, su rostro era tan familiar...!

—¡Daaaazaaaaaiiiiiiii!

En el interior del aula, Dazai Osamu había sonreído. Parecía que un hada zumbaba cerca de su oído. Seguramente al hada de las nieves le había gustado su creación: su muñeco de nieve personalizado. Moría de ganas por saber su opinión, pero sería mejor desaparecer de su vista por el resto del día, sí, eso haría.