𝟏𝟔. 𝐏𝐫𝐨𝐭𝐞𝐜𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐲𝐨𝐮

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Out of Character

Resumen:
「 La misión más dura en la que Louisa se ha visto envuelta, es evitar que Fitzgerald sea presa de una broma en el día de los inocentes.」

[1]❝ Protᥱᥴtιᥒg ყoᥙ ❞ᵈᶤ́ᵃ ᵈᵉ ˡᵒˢ ᶤᶰᵒᶜᵉᶰᵗᵉˢ

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❝ Protᥱᥴtιᥒg ყoᥙ ❞
ᵈᶤ́ᵃ ᵈᵉ ˡᵒˢ ᶤᶰᵒᶜᵉᶰᵗᵉˢ

El sol en el día 28 de diciembre comenzó a salir, asomándose a lo lejos y acariciando los edificios con rayos solares que, a decir verdad, no calentaban lo suficiente. No era nada nuevo que hiciera frío, pero eso era una noticia desafortunada para los pobres en banca rota o los que no tenían un buen techo donde vivir.

Afortunadamente para nuestro querido Francis, a pesar de que estaba en banca rota, tenía un pensamiento positivo del asunto, todo gracias a los frutos insistentes de Louisa, la más fiel de sus seguidores del ya casi extinto The Guild.

Hoy era un buen día pese a todo, un buen día para aprovechar todas las oportunidades que vinieran. ¡Y estaba de suerte! Había un montón de ofertas por todos lados, no podía quedarse quieto cuando había tanto por hacer.

Era May la que estaba en problemas, hoy más que nunca tenía que mantener protegido a Fitzgerald de la crueldad de diciembre.

—Espere un momento, Fitzgerald-sama, hoy no es un buen día para salir —ella caminaba a prisa detrás del rubio que brillaba a cada paso que daba por la ciudad.

—Por supuesto que lo es, mi querida Louisa, ¡mira a tu alrededor! —el hombre había extendido los brazos observando hacia el cielo y los edificios que se alzaban queriendo rascar las nubes—. El día está lleno de oportunidades —y tras decirlo, había sacado su teléfono móvil de segunda mano, comprado por la cuarta parte de su valor real, toda una ganga—. Mira qué dice aquí, "te damos el doble de la cantidad que nos deposites", ¡qué generosa es la gente en Japón! —guardó el móvil una vez más—. ¿Cuánto dinero disponible tenemos, querida Louisa?

La chica estaba algo azul, y sus labios apretados entre sí formaban casi una s. El 28 de diciembre era el día de los Inocentes, y como tal, estaba lleno de bromas. Y el señor Fitzgerald era la persona más inocente en esos momentos. Debía detenerlo.

—Fitzgerald-sama, espere, espere —ella ya lo había alcanzado, los pasos que daba el rubio eran demasiado largos y rápido—. No debería confiar en nadie hoy.

—¿Qué quieres decir? Oh, Louisa, estás demasiado pálida, y justo tengo lo ideal para ti —el hombre había vuelto a sacar su móvil—. En este café han sacado una bebida especial capaz de darle la fuerza de mil elefantes, y es gratis, solo tienes qué pedirlo. Vamos allá primero.

—Pero Fitzgerald-sama, a eso mismo me refiero-

Él no la estaba escuchando. Era como si Scott tuviese un escudo protector que le impedía escuchar la verdad tras todas esas extrañas ofertas.

¿Cómo podía detenerle? A ese paso podrían perder todo de verdad, incluida la ropa. Ella intentó contactarse con los ex miembros del gremio y de todos, solo Lucy había contestado la llamada que había hecho a su nuevo trabajo.

"¿Ah? ¡No pienso ayudar en algo como eso, si lo estafan se lo merece! No llames a mi trabajo por algo como esto, no quiero que crean que holgazaneo. Ah, tengo mesas que atender, nos vemos luego."

El móvil quedó con el sonido en línea de que habían colgado.

—Pero Montgomery-san... —Louisa no tenía la suficiente fuerza como para que el señor Fitzgerald le hiciera caso.

No, no, sí la tenía. Debía ser firme y no rendirse. Si se rendía y abandonaba a Francis, podría caer en manos maliciosas que se aprovecharían de un inocente.

Buscó con la mirada a Scott y lo encontró hablando con un hombre que parecía estarle ofreciendo unas habichuelas mágicas. Louisa caminó rápido, casi corrió tanto como pudo y cuando la mano de Francis estuvo por tomar aquellas habichuelas, May la había tomado para después jalarle.

—¿Louisa? ¿Qué sucede? —preguntó el hombre que ahora estaba siendo obligado a caminar detrás de ella, aún sintiendo su mano sujetada firmemente.

—Hoy... hoy... —la voz de la chica parecía algo tímida—. Hoy la pasaremos juntos... en... en... en lugares con poca gente...

El rubio aún estaba sorprendido. ¿A caso eso era una cita? Pero él ya tenía a alguien en su corazón. Bueno, no podía culpar a Alcott, por supuesto que era un gran partido para cualquiera.

La mano de la castaña le seguía apretando con firmeza y Francis veía su pequeña espalda y esas orejas rojas por el gran valor que necesitó para hacer esto. El rubio comenzó a caminar al paso de la chica.

—De acuerdo, bebamos té, compré té de alfabika, no sé que es eso, pero dijeron que relaja bastante y era barato. El té de los pobres al menos debe tener uno que otro beneficio —dijo, levantando los sobrecitos con bolsitas de té.

—¡Pero señor Fitzfgerald...! ¡No acepte nada el día de hoy!

Hoy iba a ser un día muy largo para Louisa May Alcott, definitivamente. Era el día enemigo del señor Fitzgerald y él no lo sabía. Por favor, qué termine ya.

 Por favor, qué termine ya

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𝐁𝐒𝐃: 𝐁𝐢𝐧𝐠𝐨 𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧̃𝐨 [𝟏𝟔/𝟏𝟔]Where stories live. Discover now