𝟏𝟎. 𝐈 𝐝𝐨𝐧'𝐭 𝐡𝐚𝐯𝐞 𝐩𝐚𝐭𝐢𝐞𝐧𝐜𝐞

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Out of Character | Universo Alterno | Escolar

Resumen:
「 Chuuya tiene la tarea suicida de enseñarles a esquiar a ese trío del infierno. Todo sería más fácil si no se tratara de Dazai, Fyodor y Ranpo, una combinación que empujaría a cualquiera a la locura.」

[1]❝ Ꙇ ᑯoᥒ't ᖾᥲʋᥱ ρᥲtɩᥱᥒᥴᥱ ❞ᵉˢᵠᵘᶤ́ 

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❝ Ꙇ ᑯoᥒ't ᖾᥲʋᥱ ρᥲtɩᥱᥒᥴᥱ ❞
ᵉˢᵠᵘᶤ́ 

Repasemos cómo es que Nakahara Chuuya terminó siendo instructor de esquí del top 3 de alumnos super dotados del instituto, las promesas más brillantes del mañana que la Academia de Elite de Yokohama haya cosechado alguna vez en su larga trayectoria de instruir jóvenes almas.

Sí, repasemos, o mejor no. En esos instantes, a Nakahara le estaba por dar algo mientras veía a ese trío hacer todo, menos lo que él ya había explicado. Quería golpearlos, de verdad quería golpearlos.

—Si no van a tomarlo en serio, váyanse de una buena vez —dijo repentinamente, con evidente enfado.

Fyodor Dostoyevski, Dazai Osamu y Edogawa Ranpo lo habían mirado por primera vez al mismo tiempo.

—Qué pésimo instructor eres si vas a enfadarte tan rápido. Eres tan pequeño que la paciencia no cabe dentro de ti —le dijo Dazai, con cierta burla.

De los presentes, Dazai era a quien más conocía, no porque quisiera, si no porque la vida los ponía en el mismo lugar una y otra vez desde que eran unos niños.

—Todo indica que los rumores sobre que te enfadas con facilidad son ciertos —dijo Fyodor, con esa tranquilidad casi elegante.

—Si no vas a reportarme, entonces tomaré tu palabra, señor sombrero elegante —dijo Ranpo, quien no tenía ni el más mínimo interés en aprender a esquiar. Había tomado su mochila que estaba a un lado de él, solo para sacar unos dulces y deleitarse con ellos.

Nakahara estaba a punto de explotar. Se llevó las manos a la cabeza, pidiendo a las divinidades que hicieran magia y solucionaran su situación actual.

Mientras que esos tres enclenques eran del top de alumnos más inteligentes de la academia, Chuuya lo era de lo más atléticos. No había deporte que no supiera hacer, todo lo físico se le daba muy bien, así que, con esa razón, Mori, quien era el profesor que más respetaba -y al mismo tiempo el asesor de su clase- le había encomendado la misión suicida de lograr que esos tres aprendieran a esquiar antes de la excursión grupal que harían a las montañas nevadas, donde el esquí sería la actividad principal.

Al principio pensó que no podía ser tan difícil. Había tenido otros alumnos anteriormente, donde les instruyó en algún deporte y siempre salió bien. Se le daba instruir, pero... pero estos tres eran el infierno. ¿Cómo pudo ser tan orgulloso como para aceptar esta tontería?

Respiró hondo. Bien, no todo estaba perdido, al menos ahora le estaban prestando atención.

—Solo cállense y presten atención —levantó los esquís— como decía, después de haberse colocado las botas, deben separar sus esquís, notarán que están unidos por algo parecido a un...

Y Chuuya continuó explicando.

Ni siquiera Chuuya supo cómo es que lo había logrado, pero después de mucho batallar con ese trío insufrible, tenían puestos los esquís correctamente asegurados, con los bastones en mano, de pie, frente a él. Por ese pequeño logro debían darle un premio.

—Lo siguiente es caminar con los esquís puestos, recuerden que deben mantenerlos siempre paralelos y deslizarse suavemente impulsándose con los bastones —Chuuya hizo lo que explicaba, para que vieran gráficamente cómo debía hacerse.

Ranpo sí que lo hizo en un primer intento, pero solo para volver a la banca y sentarse. Ya era hora de otro dulce.

—Es suficiente para mí con aprender a caminar —dijo, derrochando desinterés por el asunto.

Chuuya no sabía si tomar eso como el único logro que obligaría a Edogawa a hacer. El joven suspiró derrotado y volvió su mirada a los otros dos.

—Está bien, ustedes al menos deben aprender cuál es la postura correc-

¡Habían desaparecido! ¡Dostoyevski y Dazai no estaban! Chuuya miró a su alrededor.

—Se fueron por allá —dijo Ranpo, señalando la dirección—. Es muy descuidado de tu parte quitarle los ojos de encima a tus aprendices, señor sombrero elegante —Ranpo sonrió, comiendo un delicioso flan—. Si mi deducción es acertada, estarán compitiendo por ver quién baja primero la pendiente.

¡Demonios!, ¡aún no les había enseñado cuales eran los símbolos de las pendientes para principiantes! Si tomaban la más peligrosa, esos dos iban a terminar muy mal heridos o en el peor de los casos, ¡muertos! Aunque para Dazai sería una dicha, no quería cargar con la culpa toda su vida.

—¡Demonios, demonios, demonios! —soltó el chico de cabellos color zanahoria una y otra vez. Él se apresuró a buscarlos.

En el lugar, solo se podía ver a Ranpo comiendo el flan en sus manos, pensando en que tal vez había sido demasiado cruel con Nakahara. Lo pensó un poco más. Nah, no lo había sido. Nakahara debió mirar mejor a su alrededor, en todo caso.

Un poco más atrás, tanto Fyodor como Dazai estaba sobre la nieve. Habían resbalado por la pequeña pendiente del montoncito de nieve donde habían estado. Todo indicaba que ni siquiera se habían colocado bien los esquíes, porque los mismos estaban dispersos alrededor de ellos. Habían escuchado la travesura de Ranpo desde ahí.

Fyodor miraba el cielo, aún recostado.

—¿Deberíamos avisarle? —preguntó el de ojos morados.

—Nah... ya se dará cuenta después —respondió el castaño, como si de verdad se llevara bien con Dostoyevski.

Definitivamente, Chuuya no debió aceptar el reto de enseñarles un poco de esquí a esos tres. Definitivamente no.

 Definitivamente no

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𝐁𝐒𝐃: 𝐁𝐢𝐧𝐠𝐨 𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧̃𝐨 [𝟏𝟔/𝟏𝟔]Where stories live. Discover now