Capítulo 13

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THERINE

Me despierto en medio de la oscuridad de la noche. La ventana de la habitación tiene cortinas transparentes, por lo que asumo que debe ser muy tarde como para ir con los padres de Agustín.

Me levanto, yendo directamente para la sala. Agustín no está por ningún lado así que me siento tranquila en el sofá y tomo aire.

Soy una idiota, de verdad. No debí desahogarme con ese hombre y dejar que me consolara, porque para empezar, él no tiene por qué consolarme ni entender mi sufrimiento. A él no le importa mi vida y tampoco yo debo de contársela toda, es mi prometido temporal, no mi prometido de verdad. Dios.

Decido ir hacia la cocina. Si como algo, no pensaré tanto las cosas. Abro el refrigerador, encontrándome con más cosas que ayer, quizá Agustín lo llenó esta mañana. Todo lo que hay se me antoja pero solo agarro un racimo de uvas para hacer tiempo. Tengo que ir a casa, pero no me puedo ir así nada más.

Lavo las uvas al tiempo en el que la puerta se abre. Escucho la respiración acelerada de Caballero y a Agustín pidiéndole que esté quieto, pero pronto el perro llega hasta la cocina y, en cuanto me ve, se ve tan eufórico que casi salta sobre mí de no ser por Agustín que alcanza a sostenerlo.

—Quieto, muchacho, a mamá no puedes tomarla desprevenida, tiene un bebé dentro. —Me sonríe cuando logra calmar al perro y yo, ignorando lo que dijo, me agacho para abrazarlo y hacerle cariños—. ¿Acabas a despertar?

—Sí —Me levanto y solo así noto que trae bolsas que pone en la mesa—. Ya debo irme, supongo que sí iremos con tus padres hasta mañana, es tarde.

—Son apenas las siete, pero debes estar agotada, ¿no? —Parece algo desilusionado.

—Entonces iremos —digo acelerada—. Me siento mejor.

—¿Segura?

—Sí, sí —Cierro los ojos y tomo aire—. De hecho, me quería disculpar, me puse muy dramática.

—No te pusiste dramática, solo expresaste un malestar, no quieres que el recuerdo de tu hermano se vaya. —Siento pronto que me rodea con un brazo los hombros y eso me hace mirarlo. Está demasiado cerca—. Y por eso te tengo una sorpresa.

—¿Sorpresa?

—Sí, hablé con tu padre. —Sonríe con orgullo—. Le dije que no tirara la casa, accedió pero para eso tuve que prometerle que te iba a convencer de terminarla para que fuera segura. Sé que pueda que no te convenza de eso, pero por el momento, no la van a...

—¡Gracias, gracias! —No puedo evitarlo, me abalanzo contra él para abrazarlo. Él me sostiene muy bien y hasta se ríe de mi impulso. Doy saltitos y pronto me hallo a mí misma dándole besos por toda la cara—. No prometo aceptarlo, pero sí considerarlo, al menos buscaste más tiempo, en serio gracias.

Me mantengo colgada de su cuello, estoy de puntitas, mi cabeza la he puesto cerca de su cuello. Y solo hasta que dejo de hablar, noto que él no está riendo más, ahora está calmado, inclinado para que yo al menos lo alcance bien, en serio es muy alto.

—¿Qué perfume usas? —Pregunta de repente y sin descaro me huele desde el hombro hasta mi cuello. Yo intento separarme pero me sostiene tan bien que no se da cuenta de eso—. Hueles como a moras. O no sé bien qué es, pero es bueno.

—No sé cómo se llama. —Tomo aire. Él huele bien también, pero no quiero mencionarlo porque delataría que me gusta su aroma—. ¿A qué hora iremos con tus padres?

Que pregunte eso lo hace soltarme despacio.

—Vayamos mañana, ¿sí? —Suspira y por fin me suelta, yéndose al otro lado de la mesa. A mi parecer, lejos de mí—. Cenamos y te llevo a casa.

Un hotel para escapar contigo© [Todo contigo #3] PRÓXIMAMENTE EN PAPELWhere stories live. Discover now