diez

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11 de julio

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11 de julio

Louis talló su ojo izquierdo con su mano hecha puño cuando escuchó los insistentes golpes en la puerta de su apartamento.

Se quejó tirando de su cuerpo fuera de la cama, gruñó al ver la hora en su celular, ¿quién mierda podría estar en su puerta a las seis de la mañana de un domingo?

—¡Louis!

Obligó al sueño a irse de su cuerpo cuando reconoció la voz que lo llamaba con insistencia.

Una pequeña señal de alerta se encendió en su cabeza. Oh no.

Corrió importándole poco su mal aspecto, necesitaba asegurarse de que estuviera bien.

Abrió la puerta de golpe, tropezando un poco al quitar el cerrojo. Su ritmo cardíaco aumentó y su lobo gruñó con molestia.

—Lou... —la omega se tambaleó un poco, se veía pálida y cansada, además, su olor era extremadamente amargo, casi olía a naranjas podridas.

Tenía un shock emocional y su lobo necesitaba consuelo en ese instante.

Louis no tardó en tomarla entre sus brazos, cargándola con cuidado y acurrucando su cabeza en su pecho.

Su lobo protegiéndola.

La llevó hasta el sofá, colocándola en los cojines con suavidad. Se alejó tan solo unos centímetros, sin embargo, la rubia sostuvo su brazo débilmente.

—No te vayas, por favor —quiso llorar cuando la escuchó.

El alfa se acercó para besar su frente, intentando no mostrar lo afectado que se encontraba.

—Voy a regresar en un segundo, te lo prometo.

La omega asintió sin sentirse totalmente convencida, cuando lo soltó, Louis corrió para tomar la pequeña maleta que llevaba y cerrar la puerta.

Después de dejar sus cosas en el suelo, regresó con ella, arrodillándose a su lado para sostener su mano.

—¿Qué haces aquí, Annlynn? ¿Qué pasó?

Su lobo volvió a gruñir con coraje al ver sus grandes ojos azules cristalizarse en lágrimas.

—Belia me golpeó en una pelea cuando no dejé que me marcara, nunca había intentado marcarme, pero dijo algo de que las personas comenzaban a sospechar, que debía hacerme suya o iba a meterla en problemas. Se alteró demasiado... Y-yo, escapé cuando se quedó dormida, fui a casa y les pedí ayuda a mis papás, pero solo me llevaron de regreso con ella.

El alfa tragó al sentir sus ojos inyectados en sangre, estaba tan enojado.

—¿Cómo llegaste aquí? Ellos te quitaron el auto cuando te casaste con Belia.

you again || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora