"-¿Quién diría que al jefe de la empresa le gusta seguir órdenes mientras se lo follan?
[...]
-¿Quieres mi nudo, bebé? Eso quieres, ¿no es cierto?
-S-sí...
Una embestida más lo hizo cerrar los ojos con fuerza, Louis estaba siendo especialmente duro...
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15 de octubre
Harry lo recibió con un suave beso antes de tomar la bolsa que llevaba en las manos. Su aroma tornándose mucho más dulce —Gracias, alfa.
—En tu mensaje dijiste que no podrías salir a almorzar por la carga de trabajo, así que pensé en traerte algo para comer.
—Ser el jefe en esta época del año es una pesadilla. Debo encargarme de todos los pendientes de este mes y los de la gira. Joder, falta tan poco y aún no está todo listo; voy a volverme loco.
Louis le sonrió con entendimiento mientras sacaba la comida que había llevado y lo servía para su omega.
—Entiendo que es una temporada difícil, pero esperaba que pudieras tomarte está noche libre.
—Oh, ¿celebramos algo? —preguntó Harry al mismo tiempo que tomaba de su café caliente; el clima en Londres era cada vez más frío, lo que significaba que el invierno estaba cerca.
El alfa negó antes de tomar su té —No exactamente, pero has estado trabajando demasiado y pensé en preparar algo para ti. Considerando que hoy te quedarás hasta tarde, podría ir a tu apartamento, preparar todo y luego volver para recogerte.
Harry sintió a su lobo emocionarse en su pecho y su mirada se dirigió por instinto a la pequeña maceta de agapanto en su escritorio.
No había un mejor sentimiento que tener noches especiales solo por qué sí.
Lo hacía sentirse tan valorado.
—Eso sería hermoso, gracias, mi Eros.
Louis le sonrió mostrando las pequeñas arrugas en sus ojos y eso solo le provocó querer besarlo —Solo quiero darte un poco de tranquilidad.
Había tenido una semana especialmente pesada; entraba temprano y salía tarde, ni siquiera había podido pasar tanto tiempo con él, pero esa noche haría que todo valiera la pena.
—¿Te he dicho lo mucho que te amo? —dijo casi en un suspiro. Louis tomó su mano y depositó un corto beso sobre sus nudillos.
—Hazlo, así podré responderte como corresponde —pidió en voz baja.
Apretó sus manos entrelazadas y le sonrió exhibiendo sus hoyuelos —Te amo, Louis, demasiado.
—Y yo a ti, mi precioso Venus, te amo más que a nadie.
Era verdad.
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