13. Los recuerdos de la magia

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Habían llegado a el Castillo de Ceos.

Parecía menos aterrador desde cerca, pensó Rayla. Giró la cabeza para ver a Callum a su lado, notaba sus nervios y tensión desde su montura pero el problema es que ella estaba igual de nerviosa, a parte de que todavía no se había acostumbrado a verse como una humana, estaban a punto de colarse en un castillo lleno de magos oscuros que seguro darían lo que fuese por tener un elfo entero para experimentar. Callum le había confirmado una y otra vez que el hechizo duraría hasta que él mismo deshiciera el hechizo, pero Rayla tenía la sensación de que en cualquier momento la ilusión que la envolvía se rompería y caería dejando ver a la verdadera Rayla, a una elfa entre magos oscuros.

A unos metros de ellos se encontraba una fila de lo que Rayla supuso que eran magos oscuros; seguridad e identificacion, pensó. El pánico se apoderó de ella por un momento ¿y si los pillaban? Rayla miró a Callum con la pregunta escrita en su cara, cosa que le sorprendió ya que esto solía ser al revés pero por lo visto se  había quedado sin planes. Que oportuno.

Como si sus pensamientos de planes se hubieran traspasado a Callum, quien se dio cuenta de algo y saco de su mochila su libro de hechizos y rebusco en el antes de pronunciar su siguiente hechizo:

Exacue aurem meam ad audiendum Un remolino de magia recorrió a Rayla y a Callum, lo que hizo que la mirada de Rayla pasara a confusión y dará pie a Callum para explicarse: —Es un hechizo que nos agudizará el oído , así podremos saber como es el método de segurirdad e identificacion que estan utilizando y poder idear algún plan.

—Muy listo mago. —Le dijo Rayla con una sonrisa orgullosa, antes de probar como funcionaba el hechizo en sus orejas camufladas. Se concentró en la zona de la puerta y de repente empezó a oír unas voces desconocidas:

—¿La clave? —Preguntó lo que Rayla dio por supuesto que era el que estaba haciendo el registro de quienes entraban.

—Xadia cadet — Oyó decir a una voz desconocida.

—Que disfrute.—Volvió a hablar el de seguridad.

Rayla volvió a oír otra voz, pero esta era más cercana, más familiar...

—¿Lo has oído?—Le pregunto Callum.

—Si, deben de ser muy confiados por esa facilidad de sistema de seguridad e identificación que tienen, pero parece que ya tenemos nuestra llave para entrar. —Le sonrio Rayla.

Por su suerte o desgracia no tardó mucho en llegar su turno.

—¿La clave? —Dijo el hombre de la voz.

Xadia cadet. —Respondieron Rayla y Callum la unísono, aguantabdo la respiración, no podían mentirse, su mision dependía demasiado de este momento y un movimiento erróneo o una prohibida de entrada y ambos tendrían problemas.

—Que disfruten, sus monturas las pueden dejar en los establos.— Oyeron decir por fin al hombre.

Un pequeño suspiro salió de ambos al pasar las puertas.

Rayla se giró a mirar a Callum que estaba a su lado, Callum también se giró a verla y cuando Rayla estaba a punto de decirle algo una ráfaga de imágenes acompañadas por voces lejanas aparecieron por su mente, opacando su visión. Tardo unos segundos en darse cuenta de que no eran unas simples imágenes, o que ni siquiera eran recuerdos suyos. Eran de Callum.

Recuerdos de él de joven, de cuando parecía tener 14 años, Rayla reconoció el lugar del recuerdo: Torre Tormenta, justo la misma sala en la que se había reunido con Zubeia para que les explicará la misión antes de partir.

—¿Aceptas el trato?— Rayla oyó a
lo lejos una voz familiar, la reina Zubeia.

Si, acepto.— A Rayla casi se le corta la respiración al oír esa segunda voz, conocía esa voz, demasiado bien. Esa voz estaba en sus sueños, en sus pesadillas, en el viento, en su cabeza. Era la voz que había estado oyendo durante años.

Rayla se giró hacia la providencia de la voz, pero como siempre parecía que la voz venía de todos lados, nunca había un sitio concreto. Entonces miró a Callum, no al Callum que conocía, sino al Callum de 14 años.

Pero ese Callum no había dicho nada, estaba mudo mientras miraba hacía la misma dirección todo el rato.
Y la volvió a oír.

—¡Rayla, estoy aquí! ¡Rayla!

La finalización de la visión fue tan rápida que Rayla tuvo que coger una bocanada de aire por la aturdición, no sabía que había estado aguantando la respiración.

—¿Rayla? — Una voz a su lado preguntó. Callum, el Callum de ahora. —Rayla, ¿qué pasa?

—Nada. —La mentira salió de su boca antes de que pudiera pensarlo. —Me supongo que me he mareado un poco por la emoción, ya sabes.

Callum no parecía muy convencido. —¿Segura? —Insistió él. Rayla rodó los ojos.

—Si Callum, estoy segura. —La mentira le picaba pero Callum parecía más convencido ahora, con suerte dejaría pasarlo y no insistiría más pensando que solo serían nervios.
Y efectivamente así fue.

—Bueno, entonces deberíamos de empezar a investigar. —Susurró para que nadie les pudiera oír.

Rayla estaba de acuerdo, ya habían pasado la primera fase, conseguir entrar, cosa que había sido extrañablemente fácil. Ahora, una vez dentro era dónde empezaba la verdadera actuación, su verdadero papel: tenían que fingir ser magos oscuros para poder conseguir el orbe.

Lo que llevó a Rayla darse cuenta de que estaba más perdida que un pez fuera del agua, ella no sabía gran cosa de la magia, solo sabía algunos hechizos básicos del arcano de la luna y la mayoría eran para usar en misiones en las que su primera carta más efectiva eran sus cuchillas, ahora escondidas entre su ropa.

—Lo primero sería entrar dentro e instalarnos, si es que supuestamente los magos se instalaran aquí durante su especie de gala o subasta, o como sea que ellos llamen a esta clase de eventos. —Comentó Rayla.

Callum asistió con la cabeza mientras miraba alrededor.—Estoy de acuerdo, es mejor hablar en un sitio donde no haya... tanta gente.





Mientras tanto en una de las habitaciones del castillo, se encontraba un curioso orbe que reposaba en una delicada almohada con cierto glamour, se podría decir. O eso es lo que habría dicho una vieja amistad de Claudia.

—Ya está todo preparado. —Habló la voz de una joven escondida en una parte de la oscuridad de la habitación.

—Perfecto.— Fue la simple respuesta de su compañero antes de volver a hablar:— Después de años escondidos entre las sombras y viviendo como fugitivos repudiados nos levantaremos y volveremos a ser lo que éramos antes: poderosos.

La joven muchacha se acercó a su compañero que se encontraba sentado observando por la ventana a la gente que entraba, dejando localizarla un poco por la habitación debido a su largo y blanco pelo, que alguna vez hace muchos años fue negro como el carbón.

—Recuperaremos lo que nos quitaron, papá. —Dijo la joven acercándose más a su padre hasta estar enfrente de él y agacharse y estar a la misma altura que él. —Y nos vengaremos de todos, por todo lo que nos han hecho pasar, te lo prometo papá.

—Lo sé, mi querida hija Claudia.— Dijo Viren mirándola y sonriendo de orgullo por ver a su hija ahí con él, a pesar de todo lo que habían pasado, su hija nunca le había abandonado y ahora se había convertido en una sabía y fuerte maga, la maga que siempre estaba destinada a ser.— En poco tiempo todo lo que hemos hecho habrá valido la pena.

Y así, después de años de huir, esconderse, de esfuerzo y de trabajo, por fin volverían a por lo que era suyo, a por lo que les habían arrebatado, a por la vida que les habían arrebatado.

Y cumplirían la promesa que ambos hicieron hace años...

State Of Grace  [Saga Fault Line #1]Where stories live. Discover now