。☬ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 2 ☬。

99 26 1
                                    

。☬。☬。
TᴀᴇHʏᴜɴɢ
°°°


Los últimos dos meses habían pasado demasiado rápido sin importar lo mucho que deseaba que el tiempo frene para darme más tiempo para prepararme. Solo faltaban dos días hasta mi fiesta de compromiso. Mamá estaba ocupada ordenando a los sirvientes alrededor, asegurándose que la casa estuviera impecable y que nada saliera mal. Ni siquiera era una gran celebración. Solo nuestra familia, la familia de SeokJin y las familias de los respectivos jefes de Daegu y Gwangju fueron invitadas. DonSeok dijo que era por razones de seguridad. La tregua todavía era demasiado reciente para arriesgarse a una reunión de cientos de invitados. Pero siendo sincero, me hubiera gustado que la cancelaran por completo. Porque en lo que a mí concernía, no tenía que conocer a SeokJin hasta el día de nuestra boda. 

YeonJun saltaba de arriba abajo en mi cama, con una mueca en su rostro. Tenía solo cinco años y tenía demasiada energía.

—¡Vamos, Tae. Quiero jugar!

—Mamá no quiere que corras por la casa. Todo debe estar perfecto para los invitados —dijo JiMin desde la puerta. Traía sus zapatos nuevos en caja.

—¡Pero ni siquiera están aquí! —gritó YeonJun. Gracias a Dios. Porque SeokJin y el resto de los invitados de Daegu llegarían mañana.

Suspiré, y por un momento cerré los ojos. Solo quedaba una noche más hasta que conozca a mi futuro esposo, un hombre que mató con sus propias manos. 

—¿Estás llorando otra vez? —YeonJun saltó de la cama y se acercó a mí, deslizando su mano en la mía. Su cabello rubio oscuro era un desastre. Yo traté de aplacarlo pero él apartó la cabeza.

—¿Qué quieres decir? —pregunté. Había intentado ocultar mis lágrimas de él. Por eso lloraba de noche cuando estaba protegido por la oscuridad.

—Seori dice que lloras todo el tiempo porque SeokJin te ha comprado.

Me quedé helado. Tendría que decirle a Seori que dejara de decir esas cosas. Solo me metería en problemas.

—Él no me compró. —Mentiroso. Mentiroso.

—Da lo mismo —dijo JiMin desde el sofá, sorprendiéndome.

—Shhh... JiMin ¿Qué pasa si papá nos escucha?

Él se encogió de hombros.

—Sabe perfectamente que odio que te vendiera como simple ganado.

—JiMin —advertí, haciendo un gesto hacia YeonJun. Pero YeonJun me miró.

—No quiero que te vayas, Tae —susurró.

—No me iré por un largo tiempo, Jun. Tranquilo. —Él pareció satisfecho con mi respuesta porque la preocupación desapareció de su rostro, pero pronto fue reemplazada por su expresión de estar tramando algo.

—¡Atrápame! —gritó y salió corriendo, empujando a JiMin, quien se miraba los zapatos frente al espejo, y tirándolo sobre el sofá.

—¡Voy a patear tu trasero, pequeño monstruo! —JiMin se reincorporó inmediatamente y corrió tras él. Yo me precipité hacia el pasillo. 

Seori asomó la cabeza fuera de su puerta y ella también corrió tras mis hermanos. Mamá me cortaría la cabeza si rompían otra reliquia familiar. Volé escaleras abajo. YeonJun todavía se encontraba a la vista. Era rápido, pero Seori casi lo había atrapado mientras que JiMin y yo éramos demasiado lentos en los zapatos nuevos que mi madre nos había comprado.

YeonJun corrió hacia el pasillo que conducía al ala oeste de la casa y el resto de nosotros lo siguió. Quise gritarle que se detenga porque la oficina de papá estaba en esta parte de la casa y estaríamos en grandes problemas si nos sorprendía jugando. Se suponía que YeonJun debía actuar como un hombre adulto. Y al diablo. ¿Qué niño de cinco años actuaba como un hombre adulto?

권-ᴇ¹Where stories live. Discover now